El presidente de Afundación, Miguel Ángel Escotet, apuntó en su intervención que "la imagen era y continúa siendo sagrada", al tiempo que resaltaba su capacidad "para atrapar lo efímero". "Una imagen es una abstracción del mundo capaz de atrapar momentos irrepetibles".

De la fotografías de Ruth Matilda Anderson, destacó que "en la etnografía visual es tan importante lo sugerido como lo explícito", ya que esa es precisamente una de las cualidades de la mirada de la estadounidense. Sus fotografías dejan un margen para la imaginación del espectador, para que sea él quien las complete y les aporte un significado.

"Cada fotografía de Anderson es una metáfora creativa que permite comprender la realidad", añadió. Escotet afirma que las instantáneas que pueden contemplarse en la sala Rivas Briones "han trascendido" desde su modesto origen como documento gráfico hacia una dimensión estética y textual, y que son "imágenes que reverencian nuestra historia".

El alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, recordó a su vez que la ciudad era hace cien años ya conocida lejos de las fronteras españolas, hasta el extremo de que también Joaquín Soroya hizo una parada en Vilagarcía por encargo de la Hispanic Society. Durante esa estancia pintó "La romería", cuadro en el que "plasmó el paisaje y el paisanaje", en palabras del regidor.

Varela anima a los vecinos a acudir a la sala Rivas Briones, porque tendrán la oportunidad "de ver como vivía la gente de Vilagarcía hace 100 años", y expresó su deseo de que en el futuro Afundación, Abanca y el Ayuntamiento colaboren en nuevas actividades.

La inauguración de la muestra fue un acto que reunió a docenas de vecinos, que contemplaban con curiosidad un mundo ya desaparecido, aunque quizás no del todo.

Las fotografías están tanto en la planta baja como en el piso superior de la sala, y están distribuidas por áreas temáticas.

Así, las hay sobre la pesca o la agricultura, sobre el trabajo en las fábricas, las ciudades o las aldeas. En muchos casos, se ven localidades hoy veneradas por el turismo, pero que entonces aparecían con sus calles terreñas, recorridas a menudo por el ganado de gente pobre que trabajaba de sol a sol para malvivir.