Cáritas Interparroquial Arousa y el Concello de Vilanova siempre han mantenido una estrecha colaboración, vínculo que se renovó ayer con la firma de un convenio por el que la administración local garantiza una subvención a la ONG de 2.000 euros, con el fin de ayudarla a continuar con su actividad de apoyo a los más necesitados. Francisco Fernández, presidente de Cáritas, agradeció ayer el gesto al Concello que, "durante los años duros de la crisis siempre estuvo ahí apoyándonos, aportando aquello que necesitábamos, y ahora mantiene vivo un convenio económico muy importante para nosotros" y que se destinará a sufragar los gastos de luz, gas y teléfono de varias familias de la comarca.

Fernández también destacó durante la firma del convenio que la ONG ha comenzado a notar que "la crisis está remitiendo, ya que no atendemos tantos casos como antes, lo que nos permite disponer de recursos para centrarlos en aquellas familias que todavía se encuentran en una situación social complicada". Precisamente, en los próximos días, una familia de Vilanova se instalará en la casa de acogida de Cáritas.

Por su parte, el alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, no dudó en señalar a Cáritas como "la ONG más activa y que más personas atiende en toda España, cubre un nicho de personas muy importante, por eso las administraciones públicas debemos colaborar de forma activa para que continúe con su labor".

El convenio tendrá de vigencia hasta el 31 de diciembre de este año, y la ONG deberá justificar toda a donde destina esa cantidad en la memoria explicativa de la misma.

Por otra parte, Cáritas organizó ayer una charla sobre la trata de blancas, un mal que sufren miles de mujeres en el mundo y que lleva aparejado la explotación sexual de las mismas, además de una violencia extrema. La encargada de impartir la charla ayer en el auditorio de Vilagarcía, a la que asistieron un importante número de personas, fue Lourdes Pazo, técnica de Vagalume, un programa de la diócesis de Santiago de Compostela, impulsada por las Hermanas Oblatas, que lleva más de dos décadas interviniendo en estas situaciones.

Pazo cuenta con doce años de trabajo a sus espaldas, dando apoyo a mujeres que viven en contextos de prostitución, explotación sexual y violencia, además de visitando a mujeres en Brasil, Guatemala, Rumanía o México y explicando las situaciones que viven en diferentes foros y publicaciones.

La educadora explicó que, a lo largo del pasado año tuvieron cerca de 700 contactos con mujeres que ejercían la prostitución y cómo sufren una violencia y vejaciones extremas, física y psicológica, por parte de las mafias que se dedican a la trata de personas. Un ejemplo de estas situaciones son las mafias nigerianas o las rumanas, donde además de la violencia, se emplean las supersticiones para chantajear a las mujeres a que desempeñen el trabajo de la prostitución, especialmente en el primero de los casos.