Desde finales del pasado mes de octubre, parte de la parroquia de Baión, en Vilanova, se encontraba sin acceso directo a su centro sanitario de referencia, el Hospital de O Salnés. El motivo fue el alud de piedras que cayó sobre el asfalto y que llevó al Concello de Vilagarcía a cerrar al tráfico el vial.

Seis meses después, la carretera volvió a abrir al tráfico en el día de ayer al finalizarse la importante actuación que tuvo que acometer el Ministerio de Fomento. Además de mejorar la seguridad en el talud para que no se registren más desprendimientos, la empresa adjudicataria de las obras también procedió al asfaltado de ese tramo, que se encontraba degradado tras la caída de las piedras.

El alud de piedras se registró el pasado 22 de octubre, pero no fue hasta el pasado mes de febrero cuando comenzaron las actuaciones tendentes a solucionar el problema. Esa actuación consistió en la instalación de una malla metálica de triple torsión para conseguir el efecto de saneo del talud, cuyo objetivo es evitar que se registre un nuevo desprendimiento rocoso. Además, en las zonas más sensibles y en las que el riesgo era mayor, tanto por altura como por la erosión del terreno, se ha instalado una red de cable para potenciar la seguridad por encima de la propia malla metálica, anclados en unos tornillos bulones de considerable tamaño en cada una de las esquinas. La instalación de esta medida de seguridad ha llevado un tiempo considerable puesto que los trabajos de anclaje y taladrado de la piedra han acaparado gran parte de la labor realizada por los operarios. En concreto, se ha actuado sobre un talud de 40 metros de altura y se han instalado 4.500 metros cuadrados de red para evitar los desprendimientos. Las actuaciones supusieron un desemboilso económico de 250.000 euros para el Ministerio.

El cierre de este vial provocó un agrio enfrentamiento entre los municipios de Vilagarcía y Vilanova, con críticas cruzadas sobre la "pésima" actuación del otro. El enfrentamiento arrancó el mismo fin de semana en que se registró el desprendimiento, con el Concello de Vilagarcía cerrando al tráfico el vial por el riesgo de que volviese a ocurrir lo mismo y mientras se buscaba a la administración titular del mismo, ya que existían dudas sobre si era de Fomento o de la Diputación.

El lunes siguiente, el alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, ordenó a una empresa retirar los cascotes y reabrir el vial. Esa vuelta a la normalidad duró tan solo unas horas, ya que el Concello de Vilagarcía, donde se sitúa el tramo afectado por el desprendimiento, volvió a cerrar la carretera.

Durán se tomó esa decisión como un ataque a los vecinos de Baión ya que "se ven obligados a realizar un importante rodeo para poder acceder a su centro sanitario de referencia", explicaba. Durante los meses que permaneció cerrado, los vecinos de Vilanova recurrían a una pequeña pista forestal, e incluso, a abrir las vallas que prohibían el paso de vehículos.