Vecinos de localidades como Vilagarcía, Catoira y Pontecesures, usuarios del ferrocarril y representantes de colectivos como la comisión creada en defensa del tren de cercanías reivindican una "profunda limpieza" y un "mantenimiento urgente" del eje ferroviario a su paso por la comarca de O Salnés y el territorio Ullán.

Se refieren en concreto a la necesidad de ejecutar diversas mejoras que laven la imagen de apeaderos como los del Bajo Ulla, al adecentamiento de los pasos subterráneos o elevados que sortean las vías en Vilagarcía y a la erradicación de escombros de todo tipo que invaden zonas verdes de la comarca desde la ejecución de las obras del Eje Atlántico para el Tren de Alta Velocidad (TAV).

Las demandas de los ciudadanos están dirigidas a las Administraciones públicas, a las que piden que presionen para conseguir las mejoras planteadas, pero sobre todo se transmiten al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif).

En el caso concreto de Vilagarcía puede decirse que desde la puesta en marcha de la variante de Portas del Eje Atlántico las zonas de servicio del tramo que entra en la ciudad poco mantenimiento han recibido.

Desde hace nueve años

Transcurrieron ya casi nueve años y el paso del tiempo queda patente en el deterioro de los pasos peatonales inferiores y elevados, especialmente en las zonas más alejadas de la estación.

Los más afectados por esta situación son los vecinos de Rubiáns, Cea, Trabanca Badiña, Marxión y A Torre, que ven con resignación el mal estado de estos servicios peatonales.

Por el deficiente estado en que se encuentran los pasos y servicios del entorno de la alta velocidad ferroviaria en los puntos de Rubiáns, Cea, Trabanca Badiña, Marxión se demuestra que los vándalos trabajan a mayor ritmo que el servicio de mantenimiento de Adif.

Lo único que sí parece tener un control más o menos periódico es la reposición de las mamparas que separan las vías del tren de la población y que minimizan los ruidos de la red ferroviaria.

Estas mamparas han aparecido rotas y con pintadas de todo tipo, pero a lo largo del camino que hay entre el puente de Trabanca Badiña y Marxión se pueden ver instalaciones nuevas. Este tramo parece ser uno de los más cuidados, hasta que al llegar a Marxión el peatón decide cruzar por el paso inferior hacia el barrio de A Torre.

Al lado de la ciudad

Se trata de una vía de comunicación bastante frecuentada por los vecinos porque en este punto salvar las vías del tren significa para ellos estar a solo unos minutos a pie del centro de la ciudad, e incluso del ambulatorio de San Roque. De otro modo se ven obligados a dar un gran rodeo.

Por este paso inferior situado en las proximidades de los edificios Invisa ya han pasado los vándalos, para disgusto de los habitantes de la zona que no solo tienen que soportar sus ruidos nocturnos, sino que también se ven afectados por los destrozos que acometen. El paso inferior tiene iluminación y las lámparas instaladas son antivandalismo, pero parecen haber sido atacadas con palos porque algunas de ellas están destrozadas. El objetivo es llegar a romperlas para dejar a oscuras esta instalación que, además, está decorada con numerosos grafitis. La situación de abandono parece instalarse en este paso ante la resignación de los usuarios que se han cansado de denunciar.

En la parroquia de Cea son varios los puntos que corresponden a este ramal ferroviario puesto en funcionamiento en julio de 2008 que presentan un estado lamentable.

Peligro en las alcantarillas

En el lugar de O Vento, justo detrás del tanatorio, hay un paso inferior para salvar las vías del tren que constituye un peligro para los peatones porque han desparecido las rejillas del sistema de alcantarillas de pluviales. Solo queda una como testigo de lo que hubo antaño.

Al parecer las escaleras para acceder a este paso se usan poco porque están llenas de musgo y pueden provocar la caída de las personas que se atrevan a usarlas. Solo está algo mejor la rampa. En la zona la maleza se ha apoderado de un área que debió ser diseñada para convertirse en jardín y del que ya no queda nada.

Un poco más adelante, en el lugar de Aldea de Arriba, hay otra muestra clara del estado de abandono en que se han sumido las áreas de servicio del entorno del Eje Atlántico de Alta Velocidad en la entrada a Vilagarcía de Arousa. Hay un paso superior peatonal con suelo metálico oxidado por la falta de mantenimiento. Parece que en algún momento le echaron algún producto para evitar la oxidación, pero la falta de mantenimiento hizo que con el paso del tiempo el óxido de la parte inferior se comiera literalmente el producto que se va levantando por trozos.

No es la única deficiencia que presenta este paso superior ya que cuenta con un pasamanos con acabados en madera; material que ha desaparecido literalmente en la mayor parte del recorrido. Solo queda algún trozo para recordar cómo fue el pasamanos anterior, pero lo más peligroso es que en algunos tramos han quedado al aire los tornillos de punta que sostenían la madera. Ahora están oxidados y pueden causar mucho daño a cualquier persona que intente apoyarse en el pasamanos. Por este tramo peatonal circulan motocicletas porque han dejado huella en el estropeado pavimento.

Avance importante

El Eje Atlántico de Alta Velocidad Ferroviaria ha constituido un gran adelanto para la ciudadanía porque su puesta en funcionamiento supone una importante reducción de los tiempos de viaje y más confort para los usuarios. Con la apertura de la variante de portas, los viajes en tren entre Vilagarcía y Pontevedra tienen una duración de entre quince y veinte minutos; unos tiempos que no se pueden mejorar ni circulando en autopista hacia la capital de la provincia.

Sin embargo, los habitantes del entorno de las vías del tren han perdido muchos de sus beneficios -incluida la sequía de pozos de agua y manantiales de traídas vecinales- y ahora también se encuentran con que los servicios creados para salvar el muro que suponen los raíles de alta velocidad están deteriorados y abandonados.

Ante esta situación, los afectados demandan al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, titular de estas instalaciones, que lleve a cabo periódicamente labores de inspección y mantenimiento de la red y su entorno.

Y lo mismo puede decirse de cuanto sucede en el Ullán. Luis Sabariz Rolán, portavoz de la plataforma en defensa del tren de proximidad, ya alertó en repetidas ocasiones del deterioro de los apeaderos de Catoira y Pontecesures, reclamando de Adif una actuación importante para mantener en buen estado estas instalaciones.

A estas voces se suman las de vecinos y comuneros de Catoira que denuncian la proliferación de residuos en sus montes.Restos en el monte de Catoira

Se trata de vallas y pivotes de plástico y metal usadas en las obras y de otros restos que recuerdan que hace años se ejecutaron los trabajos que permitían la llegada del Tren de Alta Velocidad.

Sucede que la maquinaria pesada abandonó la zona hace tiempo, y es cierto que muchas de las zonas que se habían visto alteradas pudieron recuperar su estado original, e incluso las hubo que salieron reforzadas, como sucedió en la laguna catoirense de Pedras Miúdas.

Pero también es verdad que como triste reflejo de lo sucedido con la llegada del progreso que simbolizaba el TAV quedaron esparcidos los citados escombros, que en algunos tramos ya están cubiertos de maleza casi por completo y que en otros se muestran abiertamente en medio de grandes explanadas, para vergüenza de los ciudadanos.

Sostienen los denunciantes de esta situación que esos vertidos causan "un daño terrible" al medio ambiente y que "afean el paisaje", pero también alertan de que "en muchos casos estas muestras de abandono son la imagen que se llevan de nuestros pueblos los viajeros del tren, que al mirar por la ventana lo que ven es basura y dejadez", por lo que insisten en reclamar medidas de conservación que ayuden a adecentar el entorno del eje ferroviario entre Vilagarcía y Padrón.