-Siempre ha tenido una implicación visceral con el Refugio. ¿No le ha pasado factura en su vida personal?

-Sí, mis hijas me lo echan en cara muchas veces. Una de ellas me ha dicho que me estoy perdiendo a mi bebé, porque no le dedico el tiempo necesario, y como pareja soy lo peor. La gente me exige más de lo que puedo dar, y tengo problemas de salud. Tengo pendiente una cirugía que he pospuesto porque no había gente suficiente para atender a los animales del Refugio de lunes a viernes.

-¿Por qué no da entonces un paso atrás para que otra persona asuma su trabajo?

-Porque no hay gente para coger el relevo. Sí que tenemos gente muy preparada, pero está estudiando o trabajando. Este verano sí que delegaré un poco porque algunos de los voluntarios cogen vacaciones. Es cierto que me estoy perdiendo muchas cosas, por ejemplo como madre, pero todos los voluntarios han perdido algo. Desde puestos de trabajo hasta el dinero de la gasolina y mucho mucho tiempo.

-Vilagarcía tiene un parque canino en Fexdega que atrae a mucha gente. ¿Por qué no se hace uno de ese tipo en Cambados?

-Es algo que ya solicitamos cuando estaba Luis Aragunde de alcalde, y que también le hemos transmitido al gobierno actual. Ojalá se hiciesen muchas de las cosas que hemos propuesto. El Refugio es un referente en toda Europa en protección y bienestar animal, y el pueblo de Cambados es respetuoso con los animales. Esas cosas tienen que reflejarse en la política de los gobiernos municipales.

-Y ahora se han convertido en la primera asociación protectora de Galicia y en la tercera de España en abrir una clínica veterinaria.

-La clínica nace porque hemos visto que hay un problema con las camadas indeseadas, por lo que apostamos por realizar esterilizaciones a un precio asequible para todos. De ese modo igual perdemos dinero, sí, pero no abrimos la clínica para lucrarnos, sino por el bienestar animal. No queremos hacerle la competencia a nadie, pero sí que esterilizaremos a precios asequibles.