"Abril, aguas mil". Casi nunca un refrán, compendio de la sabiduría popular ancestral, ha estado más alejado de la realidad. Los chubascos con los que se despidió el pasado mes apenas sirvieron para remojar la reseca tierra que aguarda por la lluvias "como agua de mayo", otro refrán que muchos sí confían en que se cumpla, no solo entre los agricultores y ganaderos, sino también por el bajo caudal que presentan muchos ríos.
El embalse de Castroagudín, dedicado al abastecimiento de agua de Vilagarcía de Arousa, apenas ha podido recuperarse y en esta época está al 66,56% de ocupación; un índice muy bajo para afrontar los meses más cálidos del año.
Los 13,5 litros por metro cuadrado recogidos en todo el mes en la estación de Meteogalicia de Corón, en el término municipal de Vilanova, en los límites con Vilagarcía, convierte a este en el abril más seco del último medio siglo. Según los datos de esta estación solo hubo tres días de lluvia en todo el mes. La temperatura media en esta zona fue de 14,7º, en tanto que hubo máximas en este mes que llegaron a los 28º, como si estuviéramos en pleno verano.
En Pontevedra llovió un poco más 17 litros y en la capital de la provincia hay que remontarse a 1967, hace exactamente 50 años, para encontrar unos registros aún más bajos que los de abril de 2017. Entonces los datos históricos citan un total de precipitaciones de apenas doce litros, cinco menos que en esta ocasión. En 1995 se habían contabilizado apenas treinta litros, casi el doble que ahora. Esta falta de lluvias -aunque las predicciones apuntan a que regresarán los chubascos a partir del viernes- repercute de forma directa en el estado de los ríos y embalses.
