La enorme calidad del mejillón en aquella época, con tamaños y rendimientos pocas veces vistos; la ausencia de biotoxinas que entorpecieran la actividad y la fuerte demanda de la industria conserveras, unido al tirón del mercado francés e italiano, hicieron de agosto, septiembre y octubre los mejores meses de 2016 para el "oro negro" de las bateas gallegas.

En agosto, por ejemplo, se comercializaron casi 36 millones de kilos que generaron unos ingresos de casi diecisiete millones de euros, marcándose un precio medio de 0,46 euros por kilogramo.

Fue, sin duda, el mejor mes del año. Aunque igual de significativo resultó septiembre -había sido el mejor de 2015-, en este caso con cerca de 33 millones de kilogramos que, con una media también de 0,46 euros por kilo, arrojaron un resultado de quince millones de euros.

Ya en octubre los ingresos se quedaron ligeramente por debajo de los catorce millones de euros después de descargar en los puertos gallegos algo más de 31 millones de kilogramos.

En buena lógica los meses más flojos fueron aquellos en los que se produjeron episodios tóxicos de relevancia que obligaron a cerrar los parques de cultivo flotantes. El afloramiento de primavera se hizo notar de tal manera que en abril únicamente se descargaron cuatro millones de kilos (dos millones de euros ingresados) y en mayo el sector tuvo que conformarse con la comercialización de 2,7 millones de kilos de mejillón de batea, quedándose los ingresos de ese mes en 1,2 millones de euros.

La escasez en el arranque del año hizo que se alcanzara entonces el mejor precio, con una media de 0,49 euros por kilo.