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La iglesia de Caleiro recupera su sonrisa

Un año después de su rehabilitación, la parroquia festeja con un concierto el regreso a la actividad del templo

A la inauguración del templo asistió el obispo de Santiago, Monseñor Barrio. // Iñaki Abella

Hace dos décadas, la entrada en funcionamiento de un centro parroquial dejó sin actividad una de las grandes joyas arquitectónicas de Vilanova, el templo de Santa María de Caleiro. La iglesia, un ejemplo del Románico del siglo XII, comenzó un lento deterioro que estuvo cerca de acabar en ruina, pero lo evitaron los propios vecinos, aquellos que crecieron en torno a ese templo, espoleados por evitar el declive de una imagen que siempre tuvieron presente.

El esfuerzo valió la pena y hace un año, las puertas del templo abrían sus puertas para recuperar el antiguo esplendor de las actividades religiosas en el interior de la iglesia románica. Ese primer aniversario han querido celebrarlo los vecinos y el cura párroco, para lo que han diseñado un concierto de celebración para esta tarde, a partir de las 20.30 horas, en el que actuarán la Orquestra de Pulso e Púa Arousa y el Orfeón de Voces Graves de Arousa.

Uno de los responsables de la comisión vecinal que consiguió evitar que el templo desapareciese fue Benito Leiro, que ayer recordaba como fue este ente el que consiguió "implicar a todos los vecinos de la parroquia, consiguiendo la mayor parte de los 140.000 euros que se invirtieron en recuperar el templo, ya que el Arzobispado solo colaboró con una cantidad de 6.000". La comisión surgió por "la pena de ver como se deterioraba un edificio tan bonito y con tanta historia como esta iglesia, que llevaba años convertida en un palomar y el techo amenazaba con venirse abajo". La comisión comenzó con la intención de reparar, tan solo el tejado, pero una vez metidos en la obra, "nos dimos cuenta de que las necesidades eran más y nos propusimos sacarlas adelante, y la cosa fue bien, ya que conseguimos que el templo volviese a abrir sus puertas y funcione, de nuevo, como la iglesia". Las obras todavía no han acabado, ya que, explica Leiro, "es como una casa, siempre quedan pequeñas cosas pendientes en las que tenemos que trabajar, pero la iglesia ya se utiliza en bautizos, bodas y otras actividades religiosas, a lo que se suma la gran cantidad de turistas que se acercan al templo, porque ha quedado maravilloso".

Construida en el siglo XII, la iglesia ha sufrido varias intervenciones a lo largo de su existencia, conservando de la edificación original el ábside, parte del muro sur y la puerta de la fachada occidental. Lo más destacable de ese ábside semicircular son los canecillos que soportan el alero, decorados con rostros y figuras geométricas de influencias visigóticas. En el interior presenta una bóveda de cañón de dos tramos, que descansa en dos pares de columnas.

La nave fue modificada con la construcción de las capillas laterales, pero se han mantenido varios canecillos románicos y un contrafuerte del muro sur. Aunque las sucesivas intervenciones en la iglesia modificaron, en gran medida, su aspecto interior, se ha conservado una columna completa y un capitel con una venera en el muro sur de la nave. La primera modificación que sufrió fue en 1554 y se sucedieron, con la adhesión de diferentes capillas hasta la rehabilitación de hace un año.

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