El Ayuntamiento de Ribadumia y el Arzobispado de Santiago firmaron un convenio de colaboración que contempla la cesión por parte de la Iglesia al Concello de 1.300 metros cuadrados del iglesario para la ampliación de una carretera y la creación de unas 40 plazas de aparcamiento. La parcela está a la izquierda del templo.
El alcalde, David Castro, y el cura de Barrantes, Manuel Cachaldora, presentaron ayer al mediodía el proyecto frente a la iglesia. El regidor explica que para ejecutar esas obras se ha pedido una subvención a la Xunta de Galicia, y que la previsión es que estén terminadas a finales del presente año o por lo menos muy avanzadas.
Los vecinos de Barrantes llevan años reclamando la ampliación de la carretera y la creación de más aparcamientos, tanto a nivel particular como de la asociación. Señalan que cuando se celebran oficios litúrgicos multitudinarios es muy difícil aparcar en las proximidades de la iglesia, y que incluso resulta peligroso para los peatones, ya que los coches invaden los márgenes de la vía y hay que poca visibilidad.
El grupo de gobierno recogió la demanda a raíz de las reuniones que celebraron por las parroquias a principios de mandato, y el verano pasado se pusieron en contacto por primera vez con Cachaldora. En octubre se le envió una propuesta formal al Arzobispado, y el 2 de enero, la Iglesia contestó afirmativamente. Esta misma semana se procedió a la firma del convenio, según el cual el Arzobispado cede al Concello aproximadamente un tercio de la parcela (que es de 3.000 metros cuadrados), puesto que además de ampliarse el vial y los aparcamientos, se habilitará también una senda peatonal. El presupuesto ronda los 60.000 euros.
David Castro señala que se van a aprovechar estos trabajos para realizar el saneamiento en el entorno de la iglesia. Esa actuación cuesta unos 70.000 euros, y el Concello la ejecuta con fondos del Plan Concellos de la Diputación.
En su intervención, el alcalde de Ribadumia señaló que "para nosotros esta es una obra muy importante, porque resuelve un problema que estaban sufriendo los vecinos", y tuvo palabras de agradecimiento para Manuel Cachaldora, "porque se involucró desde el primer momento", y para el delegado diocesano de Economía, José Antonio Ortigueira, "que siempre estuvo predispuesto a encontrar una solución".
