La asociación Renacer de Riveira lleva desde el año 1990 realizando una enorme labor de ayuda y terapia de todas aquellas conductas afectadas por la devastadora droga. Olegario Sampedro, psicólogo y profesor, es el vicepresidente de una entidad a la que la Fundación Galega Contra o Narcotráfico entrega la "Nécora de Ouro" por su enorme labor de ayuda.

-¿Qué supone para ustedes el premio Nécora de Ouro?

-Es un reconocimiento enorme. Un impulso grande que te da energía en una empresa como es la de trabajar en el ámbito de las drogodependencias en la que tratas siempre con una realidad ingrata. Te sube el ego como colectivo. La asociación la tenemos profesionalizada, con dos psicólogos y un abogado, pero toda la directiva está de manera altruista. Luchamos en la prevención. Una de las reivindicaciones cumplidas era una unidad asistencial de día para adictos y ahora tenemos una modélica en Riveira. Una de nuestras grandes luchas es la prevención en las escuelas que ahora tenemos muchas más dificultades por los recortes en las ayudas. Renacer incluso estuvo a punto de desaparecer hace unos años e hicimos filigranas para no perderla. Las adicciones sigue habiéndolas en el contexto de uso y abuso. Lo que está mal siempre es el abuso, porque también hay drogas sociales como el alcohol y el tabaco. Y de las ilegales está horriblemente mal tanto el abuso como el uso.

-Aunque en el fondo el marco ideal es que nadie recibiese ningún premio por luchar contra las drogas. ¿Es posible una sociedad sin drogas?

-El objetivo de Renacer sería disolverse porque no hiciese falta, pero no podemos. La droga es consustancial al ser humano. El problema está en el abuso y en las nuevas drogas que van apareciendo. Alcohol y cocaína son las más consumidas. Desde Renacer cuando nos vienen demandas son mayoritariamente alcohol y cocaína y el cannabis también. La gente siempre niega que tiene un problema y cuando llegan vienen tarde. Mejor sería que no hubiese ninguna asociación antidroga porque no hiciesen falta. La droga es consustancial para una persona. El uso de las drogas es útil cuando es terapéutico, pero es dificilísimo un mundo sin abuso de drogas.

-¿Existe alguna delgada línea para diferenciar entre consumidor y adicto?

-Cuando tu no eres capaz de vivir sin una droga eres un adicto. Ese es el matiz. El "yo controlo" significa todo lo contrario. No puede hacer una vida cotidiana sin consumir. Sobre todo pasa con tabaco y con alcohol. No por meterte una raya vas a ser un adicto, dependerá de las personalidades y de los organismos y su dependencia a esa droga aunque en casi todos los casos es una mera cuestión de tiempo el pasar de ser consumidor a adicto.

-La recaída es un tema muy complejo también.

-Depende de la droga. Un alcohólico es para siempre. El consumo de alcohol es de lo peor, lo que pasa es que lo tenemos muy socializado. En la heroína como es ilegal, una persona no tiene tanta tentación. Rehabilitar a un alcohólico es dificilísimo. Lo peor es ser abstemio porque hasta te tienes que disculpar cuando no bebes. En la misma iglesia se consume alcohol. Depende del adicto y de la dependencia. El mono físico se pasa rápido pero el problema es cuando asocias el uso de esa droga a una situación placentera.

-¿Qué mensaje le enviaría a esos jóvenes que empiezan a coquetear con las drogas por afán de llamar la atención o rebeldía?

-Es dificilísimo. Controlar eso es casi imposible. No queremos maximizar porque presiona más en el adolescente el grupo de amigos que sus profesores, sus padres o nosotros desde una asociación. Trabajamos todos los colegios de la comarca y aún así en determinadas drogas aumenta el consumo. Ojalá lo supiéramos.

-¿Qué le diría a Laureano Oubiña si lo tuviese delante?

-Todo lo que podría decir es nada porque esta gente ya no escucha. ¿Si no escuchó a todas las madres en el Pazo Baión me van a oír a mí? Solo pido justicia.