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La observación de aves en Arousa recobra protagonismo con la migración prenupcial

Algunas especies regresan de sus cuarteles de invierno para reproducirse y otras que se reproducen en el norte abandonan las Rías Baixas -Comienza la temporada de cría

Información sobre la protección del chorlitejo, en A Lanzada. // Muñiz

Aunque la ornitología es siempre una opción recomendable, y más aún en la ría de Arousa, donde se localizan verdaderos santuarios para determinadas especies, el inicio de la primavera dota de mayor relevancia si cabe a esos espacios. Y es que en esta época del año se produce la migración primaveral o prenupcial, con lo que esto supone no solo por coincidir con el inicio del proceso de nidificación, sino también por el ir y venir de aves que se mueven entre sus cuarteles de invierno y las zonas de cría.

Las miradas de los ornitólogos y de los amantes de la naturaleza en su conjunto se centran por tanto, de manera muy especial, en el Complejo Ons-O Grove, en el Complejo Intermareal Umia-O Grove, en la Reserva Ornitológica de la localidad meca, en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas y en el Parque Natural Dunas de Corrubedo y Lagunas de Carregal y Vixán.

Es en estos lugares, y en el exterior de las Rías Baixas, donde pueden verse tanto aves que realizan el citado movimiento migracional como a aquellas que, tanto si migraron como si no, comienzan la temporada de cría.

Ni que decir tiene que la actual estación se convierte en una época propicia para la observación de las aves, pero también para incentivar la actividad turística. De ahí que en la agencia Turismo de Galicia, sin ir más lejos, aprovechen su proyecto "Galicia Birding" para incidir, precisamente, en que en marzo "las primeras especies migratorias procedentes de África llegan para criar junto a nosotros, siendo el momento de salir al campo y descubrirlas".

A modo de ejemplo puede decirse que los ornitólogos y las entidades ecologistas o conservacionistas consideran al complejo Ons-O Grove el lugar de invernada y paso de aves acuáticas más importante del litoral norte de España, junto con las marismas de Santoña, de tal modo que habitualmente pasan la estación fría en estas latitudes alrededor de 25.000 ejemplares de cerca de sesenta especies, a las que se añaden una veintena más, catalogadas como migradoras o estivales.

De ahí el "ajetreo" que se vive en espacios naturales como éste desde hace semanas, ante el inicio de la temporada de cría y lo que esto supone para limícolas, láridos y anátidas, las principales familias presentes en el Complejo Intermareal Umia-O Grove, en el que también se integran Punta Carreirón (A Illa) y la laguna grovense de A Bodeira.

Lo que hacen ahora las aves es regresar por donde habían pasado en la migración otoñal o postnupcial, es decir, cuando hace apenas seis meses viajaron desde los países del norte de Europa hacia el sur del continente o incluso hacia África.

Muchas de esas aves, incluidas las que escaparon del frío ártico para buscar inviernos más cálidos, se detuvieron en "áreas de reposo o de sedimentación" como las situadas en Arousa, especialmente en el complejo intermareal que constituye la ensenada grovense de O Bao.

Garzas reales, garcetas comunes, zarapitos reales, agujas colinegras, cormoranes, una gran variedad de patos, espátula común y aguja colipinta son algunas de las aves más destacadas de dicho enclave, en el caso de la colipinta con la particularidad de ser un aves que ostenta el récord de vuelo más largo sin paradas, pues según los ornitólogos se ha comprobado que es capaz de volar desde Alaska a Nueva Zelanda (11.000 kilómetros) sin detenerse a descansar o alimentarse.

Muchos de esos animales que pasaron el otoño y el invierno en las Rías Baixas se van ahora de vuelta a sus zonas de cría en el norte europeo e e incluso en el Océano Ártico.

La actividad de estas aves puede detectarse desde observatorios como los instalados en diferentes puntos de la costa meca, pero también aguas afuera, cuando se realizan las expediciones pelágicas a bordo del barco "Chasula"

En este caso concreto es posible la observación de alcatraces, pardelas cenicientas, capirotadas o baleares, negrones comunes, charranes comunes y árticos, gaviotas tridáctilas, págalos, frailecillos -que por cierto, este año anticiparon su presencia- y otras muchas especies.

Evidentemente no solo en los humedales citados hay actividad; también en las zonas boscosas en su conjunto. En Turismo de Galicia señalan que "es el momento ideal para escuchar a los pájaros, disfrutarlos y aprender", sobre todo porque "como a los árboles autóctonos todavía no les han brotado las hojas, es muy fácil ver y escuchar muchas especies en prácticamente cualquier bosque o campiña".

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