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El poder de los campesinos

Las sociedades agrarias han tenido una gran influencia a principios de siglo en la comarca de O Salnés

Trabajadoras del campo en la localidad de Meis. // Iñaki Abella

En el año 1868, aproximadamente, se inicia un sistema de asociación campesina, dirigido sobre todo en ayuda mutua, -por ejemplo en casos de muerte del ganado, plagas del campo, adversidades climatológicas, etcétera-, que lentamente al principio, y de forma apresurada después, hace que cientos de sindicatos o sociedades agrarias se vayan formando en toda Galicia, generalmente influidas por los indianos o regresados de las Américas, más al tanto de este tipo de lucha sindical o gremial.

Esta masiva formación de asociaciones agrarias se produce a raíz de la ley de 1906, que conduce a las más concretas de 1907 y 1910.

Formadas al principio teniendo como núcleo la parroquia o el municipio, se van uniendo para crear Federaciones comarcales o provinciales, convirtiéndose incluso en fuerzas políticas considerables con posibilidades de formar parte del juego político municipal, provincial e incluso nacional. Surgen así las Asambleas Agrarias que se van iniciando para darle formación práctica a los sindicatos, siendo la primera en Monforte de Lemos, en donde ya surgen las primeras tensiones entre los núcleos dirigentes, siendo en la cuarta, celebrada en Ribadavia donde surge la gran figura del cura Basilio Álvarez que será en el futuro la voz contestaría de los sindicatos agrarios.

Lógicamente, el objetivo primordial de la lucha sindical agraria será solucionar el problema de los foros, sin olvidar temas tan importantes como las aparcerías, los montes comunales, la transformación de cultivos, los impuestos...

En O Salnés van formándose las Sociedades Agrarias de Portonovo, Baión, Saiar, Godos, O Grove, Ribadumia, San Martín de Padrenda, la de Cambados más conocida por el nombre de "La Escardadora", y otras; siendo sobre todo en Meis donde surgirán las más compactas de la comarca. Así, en 1897 surge la Sociedad de Agricultores de Meis; en 1902, la Sociedad de Agricultura, y finalmente la de "Los Previsores".

De acuerdo con las noticias del periódico "Progreso", de Pontevedra, de fecha 16 de marzo de 1916, la sociedad de agricultores de Meis conocida como "Los Previsores", se acaba de formar con la siguiente junta directiva: presidente, Manuel García Torrado; vicepresidente, Ricardo Moraña; secretario, Manuel Domínguez, vicesecretario, Francisco Feijóo; contador, José Benito Torres; tesorero, Francisco Romero; y vocales: Juan Roma, Manuel Moraña, Laureano Tivas, Servando Salgado y Andrés Pesqueira, que pronto serán alentados por los hermanos Ramón, Tomás y Juan Salgado para que se integre en la federación Agraria de Pontevedra. Por el mismo periódico se sabe de algunos de sus mítines, tal como el efectuado en Portela en junio de 1918.

Con todo, su mayor actividad se advierte durante la Dictadura de Primo de Rivera, por tratarse de una de las muchas sociedades agrarias permitidas e incluso alentadas por el dictador, ya que si bien se prohibieron las asociaciones políticas, permitió los sindicatos o sociedades agrarias más o menos dirigidas por la Iglesia. De esta forma, Primo de Rivera controló de alguna forma estos sindicatos agrarios, alentando a la vez investigaciones para resolver determinados problemas del agro, surgiendo así en Galicia investigadores como Rof Codina, Gómez Bargo o Cruz Gallastegui.

No es por ello extraño que la junta directiva de "Los Previsores", enviara en octubre de 1923 un oficio al gobernador civil de Pontevedra en el cual manifestaba "su entusiasta adhesión al nuevo régimen de justicia por el elemento militar".

Como decíamos antes, es la época de mayores manifestaciones del sindicato agrario de Meis. Se sabe que en diciembre de 1924 reúne en Armenteira a gran cantidad de campesinos, versando el discurso de su presidente "sobre los derechos y deberes que en estas circunstancias tenemos todos de procurar que no vuelva el antiguo régimen, si es que deseamos que España sea grande y próspera". Habló también el agrarista y conocido abogado Ramón Salgado "que con su palabra fácil, bosquejó la labor realizada por el Directorio".

En este mismo año, y "acogiéndose a la Ley" solicitó la construcción de caminos vecinales de Mosteiro a Armenteira, de Vilamoure a Vilar pasando por la parroquia de San Vicente y San Salvador". Decía a este respecto el periódico "El Pueblo Gallego" que "auguramos buen éxito a la petición del sindicato, que siempre estuvo dispuesto a realizar mejoras locales dentro de lo legal y que no puede hacerlo muchas veces por el mangoneo caciquil de las vitalicias concejalías".

De alguna forma, tanto "Los Previsores" como los sindicatos autorizados por el régimen se involucraron en los gobiernos municipales, ya que, siempre que había que cambiar un gobierno local, los sindicatos y las asociaciones de carácter cultural, tenían derecho a elegir concejales, que en el caso concreto de O Salnés, lo podían ejercer además de "Los Previsores", las cooperativas de Saiar y Godos, la Unión Agrícola del Grove, y Fomento Agrícola de Portas. A la vez, "Los Previsores" se sirvieron de ciertas concesiones del régimen tal como nuevas secciones dedicadas a ganadería, "con derecho a beneficios concedidos a las mismas". "

Prueba de la buena relación con las nuevas autoridades es el hecho de que en mayo de 1925, el sindicato hace entrega al alcalde, Feijóo Torres, de un bastón de mando, en agradecimiento a sus atenciones con el sindicato. Para ello, se reunieron, tanto afiliados como vecinos de los ayuntamientos limítrofes en la sede sindical, dirigiéndoles la palabra el conocido dirigente agrario, Ramón Salgado, diciéndoles entre otras cosas que: "no ignoréis que hemos siempre luchado por reivindicar los derechos del labrador, y hasta el presente venimos cumpliendo el propósito hace largo tiempo formulado. También os digo que vosotros sois los llamados a dirigir los destinos del municipio y que no necesitáis rumbos caudillescos, y si, unión, concordia y amor por el pueblo, trabajando siempre por su mejoramiento en todos los órdenes".

Después, se encaminaron todos al ayuntamiento, y en el salón de sesiones, a las cinco de la tarde, el director del colegio Ibérico de Paradela, Blasco Gómez, hizo entrega del bastón de mando al alcalde en nombre de todos. Les contestó el alcalde diciéndoles que "apartéis de vuestro camino y de vuestro seno, las venganzas, el odio que antes existía, y que no consintáis en esta casa, que es de todos, propagandas extrañas de hijos espúreos, para que nadie pueda tomar esta casa como teatro de sus aventuras".

Cerró el acto, el agrarista, Ramón Abal, que les recordó los tiempos "en que los caciques de Meis, algunos cubiertos de piel de oveja, nos atacaban con un descaro inconcebible, por el mero hecho de ejercitar nuestros derechos de ciudadanos, pero creo que ya les habrá pasado aquella ligereza, arrepentidos, los perdono".

Pero sin duda, el más importante mitin del sindicato, fue el ocurrido en febrero de 1928, en la Casa Consistorial de Meis, a la que asistieron el gobernador y el delegado gubernativo. El periódico "El Pueblo Gallego" anunciaba el día 18 que "el solo anuncio de que la reunión, tenía por objeto tratar de la redención de los foros, hizo que la concurrencia fuera tal, que el salón de actos del Consistorio resultara insuficiente para contenerla".

No es por ello extraño que acudieran también labriegos de Cambados, Portas, Ribadumia y Vilanova de Arousa, ya que se trataba del tema por el que habían luchado tanto ellos como los otros sindicatos agrarios: la redención de los foros, para que la tierra, que habían trabajado sus antecesores desde siglos, quedara definitivamente en poder de los campesinos.

Las autoridades explicarían en la reunión, en que consistiría la redención del foro que Primo de Rivera había decretado el 25 de junio de 1926, merced al cual "se concedía un periodo de cinco años a los foratarios para que voluntariamente pidan y obtengan la redención", y si pasado este tiempo no se cumplía tal redención, "se otorga acción a los señores del directo dominio para que exijan coactivamente a los foreros la redención de las pensiones o se adquiera por los foristas el dominio útil, como medios de lograr la consolidación".

El Delegado gubernativo les explicó las ventajas que obtendría el campesino con dicha redención, ya que "podrá suscribir todas sus fincas en el Registro de la Propiedad, y de este modo valorizar sobre ellas, para poder obtener un crédito que hoy carece". Les daba cuenta de las ventajas que se podían obtener de la Caja de Crédito Foral a la vez que les anunciaba la creación de una oficina foral en el ayuntamiento en donde los campesinos podrían aclarar todos sus problemas.

Pasado el momento de exaltación, los problemas de la compensación económica al dueño del foro, persistirán durante años, hasta que definitivamente se arreglen en el gobierno de Franco, aunque el primer paso legal se había dado con Primo de Rivera.

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