El juicio que iba a celebrarse ayer en Cambados contra tres presuntos furtivos de O Grove acusados de amenazas por los vigilantes de la cofradía de pescadores San Martiño tuvo que suspenderse porque uno de los acusados acudió a la cita con su bebé en brazos, y pretendía asistir a la vista y declarar de este modo.

El niño tiene apenas ocho meses, según calculan los testigos, y parece que lloraba desconsoladamente cuando entró a la sala. Es por ello que la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Cambados recriminó la actuación del investigado por furtivismo en esta causa, a lo que éste respondió que no tenía a nadie con quién dejar a la criatura.

Dado que el menor no puede ser grabado, y que tampoco parecía procedente mantenerlo en la sala durante el juicio, la jueza decidió posponer la vista, que finalmente se celebrará, si no hay niños de por medio, el 5 de abril.

Dicen en la acusación que lo sucedido parecía más bien una estrategia para posponer la vista, que al parecer ya había sido aplazada en una ocasión anterior. Pero intencionadamente o no, lo único cierto es que no fue posible llevarla a cabo, dado que la jueza tampoco optó por poner bajo custodia temporal al menor, quizás para evitar problemas.

A pesar de que quienes estaban presentes en la sala en el momento en que ocurrieron estos hechos sostienen que la titular del número 2 se enfadó considerablemente por lo que estaba sucediendo.1 de diciembre de 2016

Los hechos que van a ser juzgados tuvieron lugar el 1 diciembre de 2016, a la una de la madrugada, cuando los tres presuntos furtivos se encontraban recogiendo navajas, según los denunciantes.

Las mismas fuentes aseguran que se trata de tres personas muy conocidas en O Grove que además, puntualizan, ya tendrían un amplio historial relacionado con la práctica del furtivismo.Los hechos juzgados

La acusación sostiene que cuando sucedieron los hechos que dieron lugar a la denuncia y convocatoria del juicio aún pendiente de celebración, los tres individuos fueron sorprendidos capturando navaja y decidieron huir, aunque uno de los vigilantes de la cofradía de pescadores San Martiño, con socios de O Grove, Cambados, Meaño y Sanxenxo, los esperaba en tierra firme y procedió a identificarlos.

Según cuenta la acusación, fue gravemente amenazado e insultado, como habría ocurrido también con los otros dos responsables del control de los bancos marisqueros.