Vilagarcía es una ciudad que tradicionalmente se ha caracterizado por registrar una buena tasa de natalidad. No hay más que pasear por sus calles para observar una importante cantidad de padres y abuelos paseando con niños. Pero a tenor de las estadísticas que maneja el Registro Civil de la capital arousana, la tendencia parece haberse frenado. Y en seco. Y es que a lo largo de 2016 nacieron en la ciudad un total de 203 bebés, lo que significa un desplome del 38,2% en tan solo doce meses, pues Vilagarcía fue testigo en 2015 de 329 nacimientos, también según los datos proporcionados por el Registro Civil.

Si echamos la vista atrás, el Instituto Galego de Estadística (IGE) no recoge una cifra tan baja de recién nacidos en ninguno de los 40 años de los que ofrece información sobre natalidad a nivel municipal. Así las cosas, desde 1975 en todos los ejercicios se superan los 203 partos computados en 2016. De hecho nada tiene que ver esta cifra con los 372 que llegaron a nacer en 2009 y los más de 500 que anualmente se computaban en Vilagarcía en la década de los 70 y principios de los 80. A excepción de 2012, siempre se han rebasado los 300 alumbramientos.

Por meses, agosto es el mes en que nacieron más niños en la capital arousana. Fueron 24. Le siguió septiembre, con 22, enero y febrero, ambos con 19, y junio y julio, con 18. Diciembre se situó como el mes con menos nacimientos: solo 10.

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El doble de muertes

Además de la debacle demográfica a la que se enfrenta Vilagarcía tras caer los niveles de natalidad a mínimos históricos, a ello hay que sumar que el crecimiento vegetativo sigue en números negativos. O lo que es lo mismo, que muere más gente de la que viene al mundo. Con el espectacular desplome de 126 nacimientos registrado el año pasado, la brecha entre defunciones y nacimientos se ha agravado hasta el punto de que fallecen el doble de vecinos de los que nacen: 419 frente a 203.

Hace tan solo un año la diferencia entre ambas magnitudes era mucho menor, ya que según los datos que maneja el Registro Civil de Vilagarcía en 2015 se contabilizaron 468 defunciones y 329 recién nacidos. Aunque en 2016 fallecieron menos habitantes, ese ligero descenso -de apenas medio centenar de personas- no logra compensar la acusada caída de los nacimientos.

Pero Vilagarcía no siempre ha sufrido un saldo vegetativo negativo. De hecho hasta 2012 la tónica habitual en la capital arousana venía siendo un crecimiento positivo. Las cosas cambiaron en 2012, cuando nacieron 298 bebés mientras que perdieron la vida 359 vecinos, lo que significa un saldo vegetativo negativo de 61 personas, según los datos del IGE.

Esta cifra fue la peor registrada en Vilagarcía hasta ese momento, pues en la última década tan solo en 2008 y en 2012 habían fallecido más vecinos de los que habían nacido.

Así en 2012 se rompió la tendencia positiva que la ciudad venía experimentando en los últimos tres ejercicios, lo que agrava el envejecimiento demográfico, un fenómeno que afecta a toda la comunidad gallega, y con mayor fuerza a los municipios del interior.

Pero ahora parece que los ayuntamientos de la costa también están empezando a resentirse. Prueba de ello es Vilagarcía, donde fallecen el doble de ciudadanos de los que nacen, una brecha muy complicada de eliminar.