El narcotraficante arousano Laureano Oubiña Piñeiro pasó ayer su primer día de trabajo en la casa de acogida que la asociación San Francisco de Asís regenta en la carretera de Colmenar Viejo, al noroeste de Madrid. El histórico capo dedicó las horas que estuvo en el centro a conocer a sus usuarios y trabajó con ellos en el huerto, plantando patatas y girasoles.

Vestido con un chándal y unas zapatillas viejas, el cambadés tomó rastrillo y azada, y estuvo trabajando hasta las 13.00 horas, momento en el que termina su jornada laboral tal y como le ha establecido el Centro de Inserción Social (CIS) de Alcalá de Henares.

Oubiña empieza de este modo a disfrutar con carácter pleno de su tercer grado penitenciario, gracias al cual a partir de ahora ya solo tiene que dormir en una habitación compartida del CIS de lunes a jueves. Condenado a cuatro años y medio de prisión y al pago de una multa de 2,2 millones de euros por blanqueo de dinero, su condena termina en septiembre de 2018, pero a partir de ahora pasará mucho tiempo en la calle.

De hecho, es probable que en cuestión de unas semanas le concedan la libertad condicional, por lo que ya ni siquiera tendría que ir al CIS por las noches. La Audiencia Nacional ha ordenado que se le incoe expediente de condicional porque ya ha pasado de los 70 años (a finales de este mes cumple 71).

Uno de los factores que jugaron a favor de Oubiña para que le concediesen el tercer grado fue su compromiso de trabajar en una organización no gubernamental. Y eso es lo que empezó a hacer ayer. El narcotraficante manifestó que "no sabía que en la calle quedaba gente tan humana como el padre Jorge", en alusión a Jorge de Dompablo, el sacerdote que fundó San Francisco de Asís a principios de siglo.

Oubiña habló con los usuarios de la casa de acogida, una quincena de personas, la mayoría de las cuales son inmigrantes. También se encuentra entre ellos un extoxicómano. De su conversación con él, el capo arousano manifestó que "le he dicho que se olvide de las drogas, y él me dice que no quiere saber nada de drogas, ni estar con toxicómanos ni con extoxicómanos".

Laureano Oubiña cumple el final de su condena en una ONG ayudando a toxicómanos e inmigrantes

Impresión "positiva"

Laureano Oubiña trabajará en la casa de San Francisco de Asís de lunes a viernes, de 8.00 a 13.00 horas. Se ocupará cada día de tareas diferentes, que van desde sembrar el huerto y recoger la cosecha, hasta cuidar de los gallinas de corral o limpiar y hacer arreglos en la casa. Una vez a la semana, además, usuarios y voluntarios se reúnen para hablar. El director de la asociación afirma que "él (Laureano Oubiña) hablará, y los demás podrán hablar con él".

Dompablo ha dicho que "he estado un par de horas con Oubiña, y la impresión que me ha dejado es muy positiva". Insiste en que para él "va a ser una persona más".

También niega que el hecho de tener al capo en la asociación suponga para él una presión especial. "Ya llevo muchos años en esto y hemos tenido a gente que traficó con droga". El religioso trabajó asimismo en el barrio madrileño de Hortaleza entres los años 80 y 90, en una época en la que la droga hizo estragos en barrios como ese. Dompablo es un defensor del derecho a la reinserción social y de dar una segunda oportunidad a los presos.