Algunos de los momentos más estelares de la historia del narcotráfico en España los protagonizó Laureano Oubiña, un hombre hecho a sí mismo que empezó a vender tabaco de contrabando siendo aún un adolescente. El juicio de la operación Nécora le encumbró en la fama por su socarronería y su forma de responder al tribunal y al fiscal, rayando a menudo la mala educación. Frases como la de que "el dinero lo guardaba en la viga" o la de que "es mi mujer quien lo controla todo. Si quiero mil pesetas para un albariño con los amigos, se las pido, y si no me las da, me quedo en casa" han contribuido a agrandar su figura como gran capo situado a sí mismo por encima del bien y del mal. Pero también le han reportado grandes enemistades.

Quienes conocen a Oubiña dicen de él que es una persona de carácter muy fuerte, casi explosivo, gracias al cual se convirtió en pocos años en uno de los mayores traficantes de hachís de Europa. El cambadés siempre negó haber comerciado con otras sustancias, e incluso ha defendido públicamente la legalización del cannabis. "Es una vergüenza que el hachís no sea legalizado. ¿Alguien se ha muerto alguna vez por el hachís?". Aún así, llegó a afirmar también que "si volviera a nacer no traficaría con hachís".

Sobre su paso por la cárcel de Zaragoza, manifestó en una ocasión que "mi vida en prisión no podría calificarse de opulenta. Lo único que consumo son los puros Cohiba Siglo Uno, que por cierto tienen un precio inferior al de las papelinas de heroína y cocaína que circulan por las cárceles".

La sorna de Oubiña es tal que incluso le lanzó un dardo envenenado al exmagistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, responsable en gran medida de su caída en desgracia, cuando el juez fue apartado de la Audiencia Nacional. "Quisiera solidarizarme con usted por sus problemas judiciales. No hay derecho a lo que le están haciendo. Quisiera pedirle que cogiera mi defensa como abogado".

El cambadés siempre se consideró una víctima del sistema judicial y penitenciario, y durante unos años alimentó una página web en la que publicaba sentencias u otros documentos sobre él. Ahora ha avanzado que quiere escribir unas memorias. Y promete que serán muy jugosas. Un avance lo dio hace unos años en una entrevista, en la que sostenía que "he financiado a partidos políticos".

La pérdida de Baión

Laureano Oubiña fue detenido en 1990 en la operación Nécora. Una de las imágenes icónicas de esa macrorredada fue la de un helicóptero sobrevolando el pazo de Baión, que entonces era una propiedad de Oubiña y de su mujer, Esther Lago. En ese helicóptero iba Baltasar Garzón. Años después el Estado le embargó el pazo y la finca, que en 2008 compraría una cooperativa vitivinícola por 15 millones de euros. Ahora se le embargó también el chalé de A Laxe.