-Queda la sensación desde fuera que han sido tantos los errores en el pasado que de aquellos barros...
-Esto es una concatenación de errores y de circunstancias como la crisis económica. Se creyó en un proyecto que no se llevó a cabo y esas cosas conllevan que la gente se aburra y de la espalda a la sociedad.
-¿Le quedan a usted fuerzas para continuar?
-Sigo pensando en que hay un proyecto deportivo y social que se debería llevar a cabo. Hay que buscar la manera de implementarlo y buscar financiación para sacarlo adelante. Por ahí tiene que pasar el futuro de la sociedad. Porque con el modelo actual es realmente difícil.
-¿Por dónde pasa a grandes rasgos su plan de viabilidad?
-El deporte tiene que ser el motor de acción de esta sociedad como lo fue siempre. Y hablamos de un deporte salud, de ocio, que atraiga realmente a socios todo el año. Todo lo que sea salirnos de ahí va a ser realmente difícil sacarlo adelante.
-¿Pero cree a pies juntillas que una sociedad tan anquilosada puede tener futuro?
-Lo primero que tenemos que hacer es reinventarnos y rejuvenecernos. Esta sociedad está muy envejecida. Tenemos 320 socios y la media de edad es muy elevada. La idea pasa por volver a contar con la gente joven como fue siempre. El socio mayor también tendrá su espacio, pero hay que apostar fuerte por la entrada de gente joven.
-¿Con la deuda que tiene actualmente la entidad como se puede salir adelante?
-Requiere tiempo fundamentalmente y como primera medida la creación de socios. Además de negociar con los acreedores. Si no tenemos un estímulo como una ciudad deportiva para los socios, la única solución es vender la sede, pagar lo que se debe y buscar una sede más pequeña, pero no es mi idea.
