Aunque en su vida fue una de las mujeres más populares de España, no se trataba de una tonadillera ni una famosa artista de teatro, y aunque familiarmente el pueblo la conocía como "La Chata", era nada más ni nada menos que, "Su Alteza Real Doña Isabel de Borbón", nacida el 20 de diciembre de 1861 en el Palacio Real de Madrid, primogénita de la reina Isabel II, y legalmente, de su consorte Francisco de Asís, aunque se le atribuía su paternidad a José Ruiz de Arana y Saavedra, amante de la reina entre 1850 y 1856, razón por la que antes de ser conocida como la Chata, fuera llamada "la Araneja".

Lo de "La Chata" se debía a la pequeñez de su nariz. El pueblo siempre que puede le pone motes a sus gobernantes. Fruela II, el Leproso; Berenguer II, Cabeza de Estopa; Felipe IV de Aragón, el Ceremonioso; Juana I de Castilla , la Loca; Felipe II, el Prudente; Carlos II, el Hechizado; José I de España, Pepe Botella; Felipe IV, el Pasmao: Felipe V, el Animoso; Pedro I de Castilla, el Justiciero; etc. Forma sin duda parte de la expresión popular.

La Chata ya tuvo de recién nacida una presentación un tanto accidentada: era costumbre en la Corte, que los recién nacidos fueran llevados a la Iglesia de la Virgen de Atocha para ser presentados a la misma, y cuando era llevada el dos de febrero de 1852, con su madre, a la iglesia de la Virgen de Atocha para dicha ceremonia, un cura trastornado atacó a la reina y le clavó un cuchillo en un costado, por lo que se tuvo que atrasarse la presentación de la infanta. Posteriormente y como agradecimiento a las manifestaciones de amor del pueblo, Isabel II decretaría que se fundara en Madrid un hospital en honor a su hija Isabel, con el nombre de Hospital de la Princesa que aun persiste.

Querida por el pueblo español, era notable aficionada a la caza y a los toros, sin descartar por ello los adelantos técnicos tal como el automóvil.

Cuando su madre, Isabel II, tuvo que exiliarse, también tuvo que hacerlo la infanta, para de nuevo volver a España cuando su hermano Alfonso XII tomó posesión del reinado de España en 1875.

Gran viajera, mostró siempre la cara amable de España en cuantos países visitaba oficial o privadamente, y su mezcla con el pueblo llano fue total: en los bailes populares, las procesiones, el teatro, los toros, escalando montañas, etc. y por ello, cuando se proclamó la II República en España, fue al único miembro de la Casa Real, al que se permitió quedarse en España, aunque ella quiso acompañar a su familia en el exilio. Falleció en París a los 79 años de edad.

Su visita al Salnés y en general a la ría de Arousa, estaba enmarcada en una visita general a Galicia de tal modo que hasta llegar a la isla de A Toxa, que es donde fijaría su residencia oficial, fue más bien un paseo que una visita especifica. En todo caso, las rapidez con que efectuaba "La Chata" sus visitas, no representaban para ella problema alguno por la gran experiencia que tenía en hacer viajes.

En la noche del día 9 de julio de 1914, comió en el "Gran comedor del Hotel", en una cena amenizada por lo que la prensa llamaba, una selecta orquesta, acompañada de un barítono llamado "Mercadillo". Tras la cena, la curiosidad de Isabel de Borbón hizo que le pidiese al tal barítono, que interpretase piezas gallegas. El barítono que cantó a "La Chata" era un personaje muy conocido en el mundo de la cultura gallega a principios del siglo XX, que con cierta frecuencia acompañaba al coro Aires da Terra

Su nombre completo era Víctor Cervera Mercadillo, casado con una dama de la alta sociedad de Pontevedra, Carolina Barbeito Montesinos, que por haber quedado huérfana en edad temprana había sido criada en el hogar del conocido pontevedrés, don Perfecto Feijoo.

No era por otra parte la única ocasión en que actuó ante un miembro de la nobleza, ya que también cantó a la reina Victoria Eugenia, al monarca Alfonso XIII, etc.

Al día siguiente visitó Pontevedra, siendo recibida con un poema de Gerardo Álvarez Limeses.

Isabel de Borbón visitó los monumentos más importantes de la capital, y aun tuvo tiempo de dar una vuelta por la ría de Arousa, visitando la Puebla, en donde estuvo en la finca de los Gasset, familia que controlaba políticamente toda la zona, así como Santa Eugenia de Riveira.

Al día siguiente estuvo en Sanxenxo, en donde tuvo ocasión de contemplar los vuelos del aviador Piñeiro, ya famoso en aquellos años, por sus acrobacias tanto en España como en Cuba y Argentina. Era famosa su acrobacia llamada "O voo de gaivota", que consistía en tocar el agua del mar con un ala y remontar de nuevo el vuelo.

De nuevo en el Gran Hotel de A Toxa, comenta "La Correspondencia Gallega" una curiosa anécdota:

"Al enterarse hoy la infanta (12 de julio) Doña Isabel, que uno de los camareros que presta sus servicios en el reservado a ella destinado, en el comedor, estaba preparándose para recibir el sacramento del bautismo, y que muy en breve se celebraría tan emocionante ceremonia, se prestó ella a servir de madrina del catecúmeno, designando al ex ministro Don Eduardo Cobián para que fuese el padrino.

Así es que mañana, después de la misa de diez, con toda pompa y solemnidad, recibirá el agua del bautismo el joven francés Marcel Evard. Recibirá el agua del Jordán de manos del virtuosísimo y competente cura párroco de San Vicente del Grove, Don Jesús Salgueiro, en quien delegó su eminencia el Cardenal Arzobispo de Compostela.

Los nombres que se le impondrán al catecúmeno, serán los de Marcelino, Alfonso, Isabel y Eduardo. Que son: el que usa el catecúmeno, el de S. M. el Rey, el de S. A. R. la Infanta y el del Sr. Cobián."

Ese día visitaría el Grove acompañada de la señorita Bertran de Lys y de su secretario tesorero, Alonso Coello de Portugal.

El día 12 le tocaría el turno a Vilagarcía, Carril y Cambados, pero lo curioso es que primero vino a Vilagarcía, después a Cambados y finalmente vuelve a Carril. La prensa lo narraba de la siguiente forma:

"Doña Isabel desembarcó en Villagarcía a las cinco de la tarde. En el muelle de hierro esperaban a S.A. las autoridades y un numeroso público que la recibió entre entusiastas vivas. En los jardines de la finca del Sr. Martínez fue obsequiada con un te. En automóvil marchó a Cambados deteniéndose en el Palacio de Fefiñanes, desde cuyo balcón presenció el paso de la procesión.

Terminada la visita a Cambados regresó en automóvil a Carril recorriendo las calles y pasando a la isla de Cortegada".

Después volvió a la isla de A Toxa, en donde el elemento primordial de la noticia seguía siendo el bautizo del camarero francés. Decía "La Correspondencia Gallega" del día 12 de julio de 1914, que:

"Hoy, antes de la misa será la infanta madrina en el bautizo del camarero del Gran Hotel. Este camarero profesaba el protestantismo.

Será padrino el ex ministro Sr. Cobián, siendo testigos, los señores, marqués de Valdeiglesias, Ebro, Boado, Riestra (D. Francisco), Coello y Porrero.

La ceremonia despierta gran entusiasmo y el padrino obsequiará con un champagne a la colonia de bañistas del antiguo y del Gran Hotel".

La prensa comentaba que "la infanta obsequió a su ahijado con una medalla de oro, que ostenta las imágenes del corazón de Jesús y la Virgen del Carmen, y el padrino, Sr. Cobián, con una importante cantidad en metálico".

Pocos catecúmenos han tenido la suerte de tener unos padrinos tan importantes y complacientes como los que tuvo Marcel Evard. Ni siquiera el cónsul inglés en Vilagarcía, Cameron Walker, tuvo la suerte de tales padrinos.