En el Concello de Meis aún no dan crédito después de pasar una noche pegados a las ventanas "y con mucho miedo". Dicen los vecinos, y el alcalde de la localidad, José Luis Pérez, que "lo que sucedió aquí no fue normal", por eso se inclina por pensar que "fueron uno o varios tornados los que arrasaron todo en nuestro municipio".

Lo cierto es que la imagen de Meis ayer por la mañana era dantesca. Parecía un gran campo de batalla en el que predominaban los árboles partidos a la mitad y los otrora consistentes muros de piedra tirados sobre carreteras y fincas.

Pero también desaparecieron invernaderos -como en otros municipios de la comarca-, y el viento arrancó de cuajo grandes naves de ladrillo y uralita que en algunos casos cayeron sobre turismos, aplastándolos por completo.

"Hay coches debajo de los tejados que volaron, la cubierta de la iglesia de San Martiño -recientemente reformada tras los efectos de un rayo- volvió a levantarse, tenemos árboles partidos por todas partes y la sensación es de devastación", explicaban a media mañana en Protección Civil de Meis.

El alcalde, por su parte, estaba recorriendo las zonas afectadas y hablando con los vecinos cuando declaró: "Hay daños en todo el Concello, pero sobre todo en una franja pegada a la autovía de O Salnés localizada en San Salvador, San Martiño, parte de Armenteira y Santo Tomé". Lo curioso, como él mismo reconocía, es que "el viento afectó más en las partes bajas que en las altas, y lo hizo de una forma especialmente virulenta, por lo que sospechamos que por aquí pasó algún tornado".

En Meis el viento también arrancó el falso techo de la gasolinera de la autovía obligando al operario que se encontraba en ella a permanecer a cubierto hasta la llegada de los servicios de emergencia, por miedo a quedar aplastado.