La Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta de Galicia ha autorizado finalmente la reconstrucción del cruceiro de Quintáns, que destrozó hace un año un cartero en un accidente de tráfico. La empresa que va a acometer la restauración irá la próxima semana por el Ayuntamiento de Meis para recoger las piezas, y posteriormente se devolverá el monumento a su emplazamiento original.

Pero lo que se preguntan muchos vecinos y el propio alcalde, José Luis Pérez, es cuánto tiempo aguantará en pie el cruceiro. Estas obras se colocaban a menudo en cruces de caminos, y en el caso del de Quintáns cumple a rajatabla esa máxima. Pero lo que antiguamente eran caminos de tierra ahora se han convertido en transitadas pistas de asfalto. Y como el cruceiro ha quedado prácticamente en medio de la vía, como si de una glorieta se tratase, es "víctima" habitual de accidentes.

José Luis Pérez explica que se le ha pedido a Patrimonio que autorizase la instalación de algún elemento de protección de la imagen, como unos pivotes o un resalto similar a una acera. Pero en la Xunta no permiten esos añadidos, al considerar que desvirtuarían el aspecto original de la obra. La opción que dan es la de retranquear unos metros el cruceiro, de modo que quede en un margen de la vía y no esté tan expuesto a los accidentes de tráfico.

Pero el Ayuntamiento no acepta esa propuesta. La dejó caer en alguna reunión vecinal, pero muchos de los residentes en la zona se niegan de plano a que les muevan el cruceiro ni un centímetro. La razón principal de esa oposición a retranquear el monumento se debe a que éste marca actualmente el límite entre dos parroquias, San Salvador de Meis y San Vicente de Nogueira, por lo que los vecinos de ambos consideran a la imagen un poco suya. Y como recuerda Pérez, "si lo movemos eso podría suponer colocarlo o solo en San Vicente o solo en San Salvador". Y eso podría causar un incendio difícil de controlar.

Canteros de Poio

Vecinos de la zona aseguran que la escultura ha sufrido más de un accidente. "Por ahí bajan camiones cargados de madera desde el monte Castrove, y más de una vez han tocado en el cableado eléctrico con la madera, y los cables dañaron la cruz".

Uno de los últimos siniestros fue en 2007, cuando la columna se fue al suelo a consecuencia de una colisión de tráfico. Fue necesario proceder a su reparación en la escuela de canteros de Poio, que depende de la Diputación de Pontevedra, y volvió a colocarse pasados unos meses desde el siniestro.

Pero hace un año se registró un nuevo accidente. En esta ocasión, el protagonista fue el cartero, y los daños que sufrió la imagen fueron más graves que en ocasiones anteriores. Partieron tanto la columna como la cruz, y algunos fragmentos apenas miden unos 20 centímetros.

Las piezas se trasladaron al almacén municipal (la columna) y al salón de plenos del consistorio (la cruz), donde permanecen desde entonces. Lo que sí se hizo fue numerar cada pieza, para facilitar el trabajo de recomposición, mientras se tramitaba con Patrimonio y con la compañía aseguradora del coche el arreglo.

Han pasado los meses, y los vecinos ya empezaban a cansarse. Pero finalmente la reparación de la escultura se pondrá en marcha en los próximos días. Fuentes municipales de Meis aseguran que Patrimonio ya le ha dado luz verde a la restauración de la imagen -otra cosa será dónde y cómo se colocará cuando esté terminado ese trabajo- y que la empresa que se va a ocupar de la misma pasará la próxima semana por Meis para recoger las piezas.

Las escaleras de la iglesia

No existen muchos datos históricos sobre el cruceiro. La tradición popular sostiene que lo levantó un cantero de la zona apellidado Pereira, y que sería el mismo que hizo la escalinata de piedra del acceso a la iglesia de San Vicente. Según los vecinos, data del siglo XIX.

Se trata de una figura con base cuadrada y un fuste esbelto, en el cual hay una imagen de la Virgen de las Angustias. A mediados del siglo pasado se hacía en su entorno una pequeña romería nocturna, pero al parecer esta no era del agrado de muchos vecinos, puesto que no estaba acompañada de oficio religioso alguno.