El presidente del Marcón, Carlos González, recordaba ayer que en el acta está todo bien explicado y que la situación arranca en una protesta del jugador al árbitro "en la que le sacan amarilla, la grada le dice que se dedique a jugar y él se encara con los aficionados". A partir de ese momento "hay insultos que no se pueden justificar y tratará de enterarme de quien ha sido para que sean amonestados como es debido, pero él también insulta gravemente a una espectadora".

En el descanso, el juez de línea se dirigió a él para que "calmase los ánimos o se suspendía el encuentro, por lo que avisamos por megafonía y hablamos personalmente con los aficionados para que la cosa no fuese a mayores". No en vano, Carlos Arturo es conocido en el club, donde jugó en juveniles "y le tratamos extraordinariamente bien; nadie en el campo estaba contra él; sabemos que es un buen chaval pero a veces se le va la cabeza" explica, antes de señalar que "ahora parece que es tratado como un mártir y que el Marcón es lo peor; nada más lejos de la realidad, aunque los insultos racistas son injustificables".

González insiste en que "la del Marcón es una buena afición, como cualquier otra y se nos está tratando como lo que no somos; los insultos racistas son intolerables, pero no fueron espontáneos". El presidente del Marcón cree que "toda esta campaña se está haciendo para meter presión al comité, pero el acta refleja como en el descanso intenta subir a la grada para agredir a un aficionado, y al final del mismo sale del campo creo que para perseguir a otro, siendo sus compañeros los que evitan que la cosa vaya a mayores".