-¿Cambia mucho su carga de trabajo en función del entrenador?
-Lo que suele cambiar es la previsión del trabajo. Hay entrenadores que están más pendientes de las recuperaciones en función mucho del momento del equipo y de la competición. Hay muchos factores que influyen en la exigencia del entrenador.
-¿Son buenos pacientes los futbolistas profesionales?
-Hay de todo. No hay que olvidar que son personas sanas. Eso hace que a veces le den importancia a cosas que no la tienen en función de la dinámica del equipo. Hay de todo como siempre. No todos tienen el mismo umbral de dolor en según que circunstancias.
-Muchos clubes y aficiones aspiran a llegar a categorías superiores, pero pocos se paran a pensar que el nivel de exigencia que supone un salto de categoría no solo se queda en lo futbolístico. También tiene que haber un crecimiento en la estructura.
-Totalmente. En nuestros caso, no tiene nada que ver las ligas no profesionales cuando llegas al fútbol profesional. La estructura cambia en todos los sentidos. El grado de profesionalidad es mayor. Necesitas figuras que no hay en ligas no profesionales. Desde médico, jefe de prensa, marketing, delegado, scouting... En el cuerpo técnico somos diez personas y lo que son oficinas habrá cerca de otros diez profesionales.
-¿Y los médicos, al igual que entrenadores y futbolistas, también sueñan con llegar a un equipo grande?
-Mi sueño en el mundo laboral es mi plaza que ya la tengo en propiedad por oposición en el hospital. En el fútbol no se me ha pasado la idea de crecer. Además el ser médico del equipo donde resides te reconforta muchísimo. Si tuviera una oferta lo sopesaría, pero mi mentalidad es más de estar donde resides. Se vive de una manera especial.
