Los gallos no vuelan bien, pero los de Meis pueden llegar hasta Benidorm. Las aves criadas en régimen de semilibertad por una decena de vecinos de la localidad cuentan con unos seguidores fieles, y los compran durante todo el año, aunque la época de mayor consumo sea la Navidad. "Yo aún vengo ahora de entregar 10 en Ferrol", contaba el jueves Dolores Dios, una vecina de San Salvador de Meis que también tiene clientes en Madrid o Benidorm (Alicante). Fue ella misma a Ferrol con su marido, "porque eran muchos, y además en estas épocas las empresas de mensajería están que no dan abasto".

Dolores Dios es una de las vecinas de Meis que hace cinco años se pusieron a criar gallos de corral en las huertas de sus casas del rural. Fue el Ayuntamiento el que tuvo la idea, con la intención de emular el éxito que esta práctica tiene en Vila de Cruces. Compró unos pollos y se los ofreció a los vecinos. Una decena de ellos se apuntaron al experimento, y hoy en día están encantados. "No me esperaba que tuviesen tanto éxito", admite Josefa Magariños, de Zacande (San Vicente). "El primer año hicimos la feria y sí que vino mucha gente, pero sobre todo a mirar. El segundo año ya hubo más demanda de gallos, y el año pasado (la cuarta feria) la gente ya no venía a mirar, compraba directamente".

La quinta edición de la feria del gallo de corral de Meis se celebra el 22 de diciembre (un jueves) en el Campo da Feira de Mosteiro. Entre 10 y 11 criadores llevarán sus aves, ya sacrificadas y limpias, y las expondrán bajo un soportal situado frente a la alameda. El precio de venta es el mismo que hace un año: 10 euros el kilo, en piezas que, por término medio, rondarán los cinco kilos.

Las encargas

Los vecinos de Meis que crían gallos están muy contentos con la demanda que este producto está teniendo. Aunque la tradición aún esté a años luz de la de los "capóns" de Vilalba o de la de los gallos de Vila de Cruces, los meisinos parecen haberse ganado una buena reputación entre los amantes de este tipo de carne.

"A veces nos llegan encargos y como uno no tiene los gallos que le piden tiene que andar a preguntarle a otro si le puede dar uno o dos", aduce Josefa Magariños. Tanto es así que la mayor parte de las ventas no las realizan en la feria que tendrá lugar en Mosteiro el día de la Lotería de Navidad, sino que las van realizando a lo largo del año. "A algunos ya les quedan muy pocos", añade la vecina de Zacande.

Sin embargo, los criadores se han comprometido a dejar cada uno por lo menos cuatro para la feria del 22, para que los clientes que lleguen ese día temprano a Mosteiro no se vayan con las manos de vacío. Y es que además de promocionar el producto, la feria es una buena oportunidad para atraer hasta la localidad a gente de fuera. Por ello, el Concello ha organizado un pequeño mercado paralelo en el que también habrá puestos de venta de alimentación, textil y productos ecológicos.

La gran baza de los gallos de Meis es el sabor de su carne. Una calidad que según los productores se consigue porque son criados en régimen de semilibertad y se alimentan con productos naturales, como maíz, harina o hierba que toman ellos mismo de la huerta. "Solo comen pienso los 15 primeros días", añade Dolores Dios. Los gallos que se venden el día 22 tienen todos nueve meses.

Las familias crían por término medio entre 40 y 50 aves a lo largo del año. Para Dolores Dios esta actividad "es un complemento económico", mientras que Josefa Magariños plantea que el tener los animales en la huerta les ayuda a ella y a su marido a estar entretenidos y a permanecer activos. "También son una buena ayuda para las Navidades", apostilla.

Pero la cría de los gallos de corral también puede llegar a ser compleja, sobre todo cuando las aves llegan a cierta edad y empiezan a pelearse. La vecina de Zacande cuenta que ellos han tenido muchos problemas para evitar que los animales se hagan daño. "Los hemos 'pexado', les hemos puesto unas rejillas de plástico para tenerlos separados... Pero hay veces que es imposible evitar las peleas". Lo que han hecho ahora en su casa es delimitar la finca con otra rejilla, de modo que los gallos están separados. "Aún así mi marido me dice que ya está deseando que llegue la Navidad para librarse de estos", bromea Josefa Magariños.

En su día, el Concello de Meis propició encuentros entre criadores de Meis y de Vila de Cruces para que estos últimos aconsejasen a los arousanos sobre cómo cuidar las aves. Y en lo que respecta a las peleas, lo que les dijeron fue que pusiesen obstáculos artificiales en la finca, puesto que los gallos solo ven de frente, con lo que esos obstáculos dificultarían que los animales se viesen.

Los vecinos de Meis están tramitando con la Xunta de Galicia el alta formal de su actividad, y por el momento no se plantean crecer demasiado. "Si fuésemos muchos más quizá no sería tan fácil controlar la calidad", remacha Dolores Dios.