El barco Chasula organiza excursiones por la ría de Arousa y por aguas atlánticas para disfrutar del paisaje y descubrir aves; hoteles como el Louxo promueven singladuras con objetivos similares y tratan de captar clientes aprovechando que la actual es muy buena época para la ornitología; entidades como Alados organizan cursos prácticos de iniciación a las aves limícolas, como se hizo ayer en la Sala das Cunchas. A este tipo de iniciativas se refería en la charla del Club Faro ofrecida el martes pasado en ese mismo lugar el consultor de proyectos turísticos Eduardo Martínez Domínguez, cuando decía que el medio marino de O Grove no está suficientemente explotado desde un punto de vista turístico.

De ahí que recomendara organizar viajes o rutas por la ría como esos que se plantean a lo largo del año a bordo del Chasula o bien para visitar a las mariscadoras cuando faenan a pie con el agua hasta el pecho o para ver cómo se pesca el centollo, pues todo ello son posibilidades que otros muchos destinos turísticos de España no pueden ofrecer.

Museo de Palamós

En la charla, que entre el público contó con la presencia de Isidro Mariño, el patrón y armador del Chasula, el propio Eduardo Martínez puso como ejemplo la Costa Brava, y más concretamente el Museo de la Pesca de Palamós, "un espacio de diálogo entre la gente de mar y el resto de la sociedad que quiere rescatar y reivindicar una relación milenaria entre las comunidades y el mar".

Convertido en una referencia en el Mediterráneo, este museo, que es también centro de investigación, pretende "ayudar a descubrir al visitante un mundo apasionante y frágil, un patrimonio natural, social y cultural procedente de la pesca y sus protagonistas más directos, con la voluntad inequívoca de posicionarse ante el futuro del sector y de los recursos marinos".

Eso es lo que puede y debe ofrecer también O Grove, aprovechando realidades como el Museo de la Pesca y la Salazón, el Acuario, la actividad diaria de pescadores y mariscadores, el patrimonio que supone las embarcaciones tradicionales y otros muchos elementos capaces de ofrecer al visitante experiencias diferentes y personalizadas.

"Lo que hacen en Palamós es fantástico y funciona bien, pero O Grove puede darle mil vueltas", aseguró el consultor turístico invitado al Club Faro.