"Fui a Cuba con la ilusión de un joven para ver una revolución que es un referente en la historia; tenía 21 años y puse en la balanza lo que había en Cuba y en el resto de América Latina, pero hubo cosas que, ya de aquella, no me gustaron", explica Cordal antes de reconocer que su pensamiento político ha variado sustancialmente.

"Tengo sensaciones encontradas, no soy defensor de un régimen en el que existían faltas de libertad, pero los estándares de nivel de vida eran superiores a lo que existía en Latinoamérica".

Una de las cuestiones que siempre será una incógnita es "cómo habría evolucionado el régimen si Cuba no hubiese estado sometida a un bloqueo tan brutal como el que ejecutó Estados Unidos, que afectaba a todo tipo de productos; las circunstancias a las que tuvo que hacer frente durante todos estos años fueron muy complicadas".