Hace unos días la cooperativa vitivinícola Martín Códax, asentada en Vilariño (Cambados) y una de las firmas vitivinícolas más importantes de la Denominación de Origen Rías Baixas, realizó su "vendimia tardía", un proceso ya tradicional que consiste en recoger "uvas sobremaduras" para elaborar un caldo tan personal y diferenciado como el "Martín Códax Gallaecia".

Esto quiere decir que se dejan racimos en el viñedo para que se vean afectadas por el hongo que se conoce como "botritis noble" y así obtener un albariño distinto a sus hermanos de bodega, en este caso con "toques de dulzor y de miel".

En la citada cooperativa se sienten especialmente orgullosos de este producto que constituye "la consagración definitiva de la uva albariño como una de las mejores y más versátiles variedades blancas del mundo".

Y esta vinificación de uvas con un alto porcentaje de botritis no es más que el resultado de "largos años de experiencia en el cultivo de albariño", lo cual demuestra el interés de las bodegas por seguir innovando y reinventando sus caldos.

Pero el Gallaecia, un albariño de color amarillo limón maduro de capa alta que en fase olfativa presenta una intensidad aromática alta, con notas de fruta y recuerdos de miel y mermelada de naranja amarga, no es, ni mucho menos, el único "experimento" de Martín Códax y las demás bodegas de Rías Baixas para lograr productos con personalidad propia capaces de relanzar al sector cosecha tras cosecha.

En este contexto podría citarse también a la otra gran cooperativa de Rías Baixas, Condes de Albarei, capaz de aprovechar la proximidad de sus viñedos al mar para aportar a su albariño un característico toque salino.