Valorar la figura del cuidador de personas dependientes es uno de los grandes objetivos del curso que se está desarrollando en A Illa. Dentro de ese marco se desarrolló la ponencia que puso encima de la mesa el farmacéutico Carlos Casal, director de dos estudios sobre la situación de los cuidadores de dependientes en A Illa, elaborados con el objetivo de facilitarles las cosas, y sobre todo, ayudarles en la mejora de la autoestima para acabar con el conocido como "síndrome del cuidador".

El primero de esos estudios se elaboró entre los años 11 y 12 con una veintena de personas que acudían a la farmacia de la avenida Castelao. Durante meses, las tres farmacéuticas y Casal elaboraron unos tests que fueron respondiendo las mujeres, ya que todos los cuidadores de A Illa son mujeres, y que demostraban la existencia del síndrome del cuidador, un síndrome que afecta tanto al apartado físico como al sicológico. El segundo estudio ya se desarrolló el pasado año, aprovechando la puesta en marcha del curso impulsado por el Concello de A Illa e impartido por la asistenta social Thais Núñez. Los resultados de este último se presentaron en un congreso en Zaragoza recientemente. En este último trabajo participaron un total de 34 mujeres, participantes todas ellas en el curso que impulsó el Concello de A Illa.

En ambos estudios, el perfil de los cuidadores es muy similar y apenas varía, confirmando que en el caso de A Illa todas son mujeres, con una edad media de 48 años, con hijos a su cargo, y casi todas son familiares de los pacientes que atienden. En la mayor parte de las ocasiones han tenido que dejar el trabajo y casi todo el tiempo del que disponen se lo dedican al paciente.

Pero además de trazar un perfil, los estudios también inciden en los traumas sicológicos que sufre el cuidador. Así, en ellos se ve que más del 80% de las mujeres carecían de patologías antes de que se convirtiesen en cuidadoras; a partir de ese momento, el 70% comenzaron a sufrir cefaleas y otras afecciones, en lo que respecta al físico, pero donde más se notan los efectos de este cambio es en el aspecto psicológico. Casal apunta que "se ven obligadas a dejar de lado su vida social, hipotecan las 24 horas de los siete días de la semana y una gran mayoría ve como empeora su calidad de vida". Entra en ese aspecto "el sentimiento de culpa, que nace de ver como no se es capaz de llevar el control de la situación".

Orientarlas y buscar soluciones para minimizar este síndrome existen, desde la utilización de los centros de día como alternativa para la atención a los pacientes, como el uso de diferentes elementos que Casal presentó en la charla, conocidos como ayudas dinámicas que sirven para facilitar a los cuidadores la vida diaria. Además de diferentes elementos de ortopedia para mejorar la movilidad, Casal mostró un sistema personalizado para facilitar la medicación de estas personas y evitar "una equivocación con las tomas, ya que los pacientes acostumbran a tener que tomar un considerable número de pastillas en determinados momentos". En la propia farmacia lo preparan con la colaboración del médico del paciente.