En 2014 se introdujeron en la isla de la bocana de la ría de Arousa, a instancias de la asociación Cabalo Pura Raza Galega, cuatro yeguas y un macho, y se trasladaron al continente a ocho de los nueve ejemplares mostrencos que eran descendientes de los que había soltado el marqués de Revilla. El noveno, una yegua, permaneció en la isla porque no fue posible capturarla. Dos años después, aquella población original de seis animales se ha doblado, pues actualmente hay 13.
Dos de las yeguas ya estaban preñadas cuando llegaron a Sálvora, y parieron poco después, elevando el censo a ocho cabezas. Posteriormente, tanto éstas como las otras tres tuvieron potros, con lo que actualmente viven en esta isla de 190 hectáreas 13 caballos. Los más jóvenes nacieron entre los meses de abril y mayo de este año.
Este fin de semana, dos veterinarios autorizados por la Xunta de Galicia y vinculados a la asociación Puraga (Pura Raza Galega) acudieron a la isla de Ribeira para proceder a la identificación de los equinos que no estaban identificados y para chequear su estado de salud. Así, se les examinó las dentaduras y se les tomaron muestras de sangre para analizarlas en el laboratorio. También se tomó nota de sus reseñas morfológicas para el libro que cada animal tiene por ser de pura raza.
Para que los veterinarios encontrasen a las reses reunidas y pudiesen realizar el trabajo con comodidad, otro grupo de personas tuvo que acudir antes a la isla para llevarlas hasta el curro de madera, construido en su día por Pablo Mallo.
De esa tarea se encargaron media docena de voluntarios de la asociación Cabaleiros do Morrazo, que llegaron a la isla el viernes por la tarde. Esa tarde solo pudieron trabajar dos horas y media, pues a las 19.00 horas ya no se veía, y terminaron de reunir a todos los equinos el sábado por la mañana. Al terminar, todos los caballos estaban ya en el curro. Se da la circunstancia de que el único que se deja montar es el macho.
Dado que Sálvora es una isla del Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas, hay que tener un mimo muy especial con cualquier tipo de actuación que pueda alterar su ecosistema. Se cree que una manada de entre ocho y diez animales es la ideal para un territorio de las características de Cortegada.
