Pasión y altruismo son las palabras que mejor definen hoy a las bandas de música populares, formaciones que en día fueron incluso un sustento para la economía de familias, pero que hoy se han convertido en una carga. Y es que Hacienda y su aparato fiscal ha comenzado a desembarcar también en este tipo de agrupaciones, aún organizándose en los últimos años ya formalmente como agrupaciones "sin ánimo de lucro".

José Padín Domínguez "Currás", veterano presidente de la banda de Castrelo, compara sus inicios con las dificultades actuales: "cuando yo empecé a tocar, a finales de los 60 y en los años 70, una banda como Castrelo tenía unas 90 salidas al año, y hoy apenas sí una decena, y yo, que entonces era albañil, ganaba cinco veces, ó más, en un día tocando con la banda que yendo a trabajar a la obra".

"Hoy, en cambio, -se lamenta- en las bandas se pierde dinero, y ésta de Castrelo, como tantas otras, se sostienen por la aportación de los padres para mantener a sus hijos en este mundillo, más, en casos, con las subvenciones de los concellos". "Y -prosigue-, cuando ganas un dinero en las pocas actuaciones que tenemos, no lo puedes repartir a modo de gratificación entre los chavales porque te lo fiscaliza Hacienda". "Debería contemplarse algún tipo de régimen fiscal especial para las bandas populares -reivindica-, cuyo objeto no es ganar dinero, sino gratificar a los chavales de alguna forma para que, cuando menos, no pierdan y puedan con esa gratificación costearse el bocadillo o el traje con que tocan, de otra forma estamos matando a este tipo de agrupaciones".

Preguntados sobre el particular Lois Diéguez y Ortigueira Folgar, directores respectivamente de Salceda de Caselas y Tenorio, refrendaban las dificultades: "en las bandas ya no se paga nada sus componentes -explica el primero-, los chavales vienen por el orgullo de tocar con la banda de su pueblo, no más. A lo sumo, en nuestro caso, lo que hacemos es costearles algún tipo de viaje para compensarles por su entrega".

El festival de Castrelo comenzaba a las 16,30 en el exterior con el desfile de las tres bandas participantes, interpretando cada cual un pasodoble a modo de presentación, en una tarde que empezaba a ponerse gélida. Las gaitas, que incluía Salceda de Caselas, la juventud de los integrantes de Tenorio y la sobriedad de la banda cambadesa, destacaban sobremanera en el momento.

Ya en el interior, y presentadas por Susana Figueiras, su sucedieron los concierto con repertorios que incluían pasodobles, obras sinfónicas, música gallega y algún guiño al pop como el de la banda anfitriona que incluyó para la ocasión "Beatles Collection", con arreglos de Joahn de Meij . Banda ésta que, dirigida por el maestro Varela Pardo, completó su repertorio con el pasodoble "La Rodana" de Ferrer Ferrán, "Irelan: of Legend&Lore" de Robert W. Smith, "African Symphony" de Naohio Iway y, como pieza gallega, "Campo de Noia" de Manuel Molinos.

Para finalizar las tres formaciones interpretaron el himno gallego, obra que fue invitada a dirigir el maestro cambadés Luis Costa, otrora director de Castrelo y del conservatorio Manuel Quiroga en Pontevedra. Y, a modo de homenaje, como es habitual cada año, la banda de Castrelo brindó un reconocimiento a uno de sus ex componentes, que en este caso fue Antonio Javier Meis Suárez "Tucho", quien tocara la trompa en la formación a inicios de los años 60.