O Salnés y Ullán festejaron la noche de Samaín o Halloween -como se prefiera-, que como es habitual tiene una referencia clara y plenamente consolidada en Catoira, donde se desarrolla la tradicional "Procesión das Caveiras".

Cientos de personas de todas las edades se pasearon por las calles del municipio vikingo con disfraces y pinturas que simulaban espíritus, brujas y todo lo que uno pueda imaginar, pero sobre todo provisto de las tradicionales calabazas que se ahuecan y tallan para darles forma de calavera y que pueden adquirir desde un aspecto monstruoso hasta una divertida apariencia, en muchos casos iluminándose su interior con velas, velones o incluso linternas y LEDs de colores.

Es una forma de mantener la viva la tradición del "Samhain", la festividad de origen celta más importante del período pagano en Europa -hasta su conversión al cristianismo-, cuando la noche del 31 de octubre servía para celebrar el final de la temporada de cosechas en la cultura celta.

Se trata por tanto de una fiesta de "fin del verano" -este año parece cobrar más sentido que nunca- con tintes misteriosos, mucho de leyenda y más de diversión en la que se recuerda cuando los pueblos celtas ahuecaban nabos -al llegar los irlandeses a América descubrieron las calabazas, más grandes y fáciles de ahuecar que los nabos- y ponían carbón dentro de ellos depositándolos en las tumbas para iluminar el camino de regreso al mundo de los vivos a sus difuntos más queridos, al tiempo que les servían para protegerse de los malos espíritus.

Con estas y otras creencias en mente lo cierto es que los catoirenses pudieron disfrutar de otro entretenido desfile de meigas y fantasmas, el cual se puso en marcha después de que los niños pudieran asistir a un taller de maquillaje para presentar el mejor aspecto posible llegado el momento de la procesión.

La Banda de Música de Catoira se encargó de marcar el ritmo por las oscuras calles de la villa vikinga, donde la celebración del Samaín también permitió disfrutar en jornadas previas del teatro y un monólogo. Por cierto, que la fiesta de ayer se cerró con la degustación de dulces y castañas asadas.