Fue una de las advertencias de los expertos en competencia y de los sindicatos. Que la profunda reestructuración financiera que España lleva a las espaldas desde el estallido de la crisis representaba una clara amenaza para la sostenibilidad de la oferta a los clientes, sobre todo en las poblaciones más pequeñas y dispersas, rasgo diferencial de la geografía gallega, donde además se vivió el proceso con una especial virulencia a raíz de la fusión de las cajas de ahorros y la absorción de los dos bancos con sede en la comunidad.

Por eso Galicia figura entre las que sufrieron un mayor recorte en cuanto a número de oficinas. Entre 2008 y el pasado mes de diciembre cerraron un total de 882 sucursales, lo que representa un 34,7% del total, ligeramente por encima de la caída en el conjunto de España (34,5% con 15.911 oficinas menos). Entre las ciudades más pobladas, Ourense y Pontevedra lideran el descenso de oficinas, con un recorte ambas del 38,2%, y 47 y 34 sucursales menos, respectivamente. En Vigo alcanza el 35% (111 oficinas cerradas); el 36,9% en A Coruña (113); el 33,3% en Ferrol (20); el 27% en Santiago (31) y el 32,6% en Lugo (29). En 86 municipios de la comunidad existe un única sucursal. En 42 la situación viene de lejos. En 44, es consecuencia directa de las integraciones y el repliegue de las entidades para intentar mejorar su rentabilidad.