La Audiencia de Valladolid acoge desde ayer el juicio contra una presunta organización de nueve personas vinculadas al primer laboratorio de fabricación de heroína desmantelado en España. Entre ellas, se encuentra María Yolanda Charlín, una sobrina del patriarca del clan de los Charlines, Manuel Charlín Gama. Ésta proclamó su inocencia, y ha solicitado la anulación de las escuchas telefónicas que se practicaron meses antes de que estallase la redada policial.

El laboratorio de heroína fue desmantelado a principios de diciembre de 2013. Se encontraba en una propiedad de la localidad vallisoletana de Fuensaldaña, y el supuesto líder de la organización era Carlos P.H. Además de él fueron arrestadas otras ocho personas, de las cuales tres eran gallegos: la sobrina de Charlín, su marido y un vecino de Ferrol que, según el fiscal, trabajaba para el matrimonio. Supuestamente, siempre según la acusación pública, Yolanda Charlín y su pareja se desplazaron a Valladolid para comprar seis kilos de heroína a Carlos P.H., que posteriormente vendería en Cambados.

Los castellanos han aceptado los cargos que les imputa la acusación pública, y pactaron condenas de un total de 39 años y medio de cárcel -inicialmente, el fiscal solicitaba una condena de 70,5 años-, pero los gallegos no han querido hacer trato alguno.

Yolanda Charlín ha negado de plano la acusación de haber intentado comprar seis kilos de heroína para posteriormente vender la droga en Cambados. Asegura que conoce a Carlos P.H. desde hace "unos 20 años", y que se desplazó a la capital de Castilla-León para comer con él y su familia. Así lo expuso a preguntas de su abogado -no respondió a las de la acusación- durante la sesión de ayer. "Estuvimos comiendo en su casa con su familia. Yo llevé vieiras, y si quiere su señoría le digo como las preparé", indicó irónicamente hacia el estrado. Negó que en dicha comida se hablase en ningún momento de drogas y añadió que es madre de tres hijos y que vive únicamente del sueldo que percibe como empleada de una gasolinera situada en Vilanova.

El esposo de Yolanda Charlín, el hondureño Walter V.R. ratificó la versión de la mujer, mientras que el tercer gallego, Víctor Manuel D.P., dijo que él acudió a Valladolid para ver un coche.

Víctor Manuel D.P. es de Ferrol, y declaró en el juicio que conoce a Walter V.R. de verlo por esa ciudad, y a Yolanda Charlín de repostar en alguna ocasión en la gasolinera de Vilanova. Según el fiscal, viajó a Valladolid para reunirse con Carlos P.H. y cerrar la compra de seis kilos de heroína -valorados en 354.000 euros- que se harían en el laboratorio de Fuensaldaña, y que posteriormente habría que llevar a Cambados en coche.

La versión que defendió en el juicio es, sin embargo, totalmente distinta. Declaró que uno de sus negocios es la compra y venta de automóviles, y que a finales de noviembre de 2013 se dirigía a Madrid cuando se detuvo en Valladolid para encontrarse con Carlos P.H., pues al parecer quería ver un coche que este último estaba interesado en vender. "No cerramos ese día la operación porque era un Mercedes de gasolina y yo quería un diésel", explicó.

En cuanto a los 140.000 euros que la Policía Nacional halló en su casa, el ferrolano manifestó que procedían de la venta de varios inmuebles y vehículos suyos, y que iba a reinvertir ese dinero en la compra de un vivero de marisco valorado en 120.000 euros.

En lo que han coincidido los abogados defensores de los tres gallegos es en solicitar la anulación de las escuchas telefónicas que se practicaron durante la fase de investigación de la operación. Éstas se autorizaron por primera vez en Vilagarcía a principios de 2013, tras una información que apuntaba a la llegada a Galicia de un barco con cocaína, y se prorrogaron en varias ocasiones hasta que los policías hallaron el hilo del laboratorio de heroína.

En este sentido, los letrados de los gallegos consideran que los "pinchazos" son nulos por "falta de control judicial", porque dan lugar a una prueba "prospectiva viciada" y porque, a su parecer, vulneran "el principio de especificidad", habida cuenta de que al principio las pesquisas estuvieron centradas en un cargamento de cocaína y más tarde derivaron hacia el laboratorio de Valladolid. "La juez instructora ha sido una mera convidada de piedra sin juicio crítico alguno", sostuvo el letrado de Yolanda Charlín. Su argumento es que toda la prueba obtenida con las escuchas telefónicas es nula por la "teoría del árbol envenenado".

Una cuestión que ahora tendrá que ser valorada por el tribunal. En principio, el juicio se celebrará hasta el 31 de octubre, pero es posible que se acorte al aceptar los castellanos una rebaja de condena.

Más allá de la presencia del apellido "Charlín" en la operación, aquella redada que nació en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Vilagarcía fue muy destacada porque se desmanteló por primera vez un laboratorio de fabricación de heroína en España, incautándose los agentes de casi 20 kilos de morfina.

Sus integrantes, y que ayer reconocieron los cargos, eran Carlos P.H., líder de la trama; su lugarteniente, Félix T.S. ("Rifle"); el turco Hasan H.Y. ("Dimitri" o "El Químico"), y su hijo Sedar, al frente ambos del proceso químico en sí; Roberto S.R., que supuestamente era el hombre que el 4 de diciembre de 2013 tenía que llevar los seis kilos de heroína hasta Cambados en un Opel Astra; y la paraguaya Nelly G.G.A. ("Gaby"), que es la compañera sentimental del jefe de la organización.

Los peor parados fueron condenados a seis años y medio de cárcel. Al reconocer los hechos se han beneficiado de una importante reducción de condena, como es el caso de Carlos P.H., para quien el fiscal pedía 17 años y ocho meses de prisión.

En el caso de los gallegos, la pena que solicita para ellos el fiscal es de ocho años de cárcel y una multa de 1,4 millones de euros cada uno.

Se da la circunstancia de que los nueve procesados, los seis arrestados en Castilla-León siguen en la cárcel -de hecho acudieron a la primera jornada del juicio con grilletes-, mientras que los gallegos están libres. Yolanda Charlín eludió en su día el ingreso en prisión tras pagar una fianza de 30.000 euros.

La operación derivó de otra anterior iniciada tras un aviso de Estados Unidos de que un barco con una tonelada de cocaína colombiana se dirigía a Galicia. Un alijo que, supuestamente, se frustró, y que también lideraba Carlos P.H.