Las escopetas las tenían cargadas a las seis y media de la mañana para coger el mejor sitio en el monte y poder disparar con la primera luz de alba.

También listos estaban ya a esa hora los perros que hasta ayer mismo recibieron lecciones de adiestramiento en el monte para mover el conejo.

Era el primer día de caza menor, pero no quiere decir que hayan abandonado desde el 6 de enero su afición.

Durante la noche del sábado, muchos de ellos pudieron participar en la batida autorizada del jabalí. "Hay mucho cerdo en el monte" pero ayer no se dejaron ver. Quizás la lluvia interrumpió su rastro por lo que a los canes no les fue suficiente su despierto y entrenado olfato. Ora los presentían.