Las empresas adjudicatarias de obras públicas tienen que colocar unos carteles en los que informen, entre otras cuestiones, de la administración contratista, el plan en el que se enmarca la actuación, la descripción de la obra, el presupuesto o el plazo de ejecución. Terminada la obra, las empresas tienen que retirar los cartelones, pero no siempre lo hacen. Tanto es así que en el término municipal de Cambados hay algunos que llevan años "abandonados", de ahí que el grupo de gobierno haya enviado ayer una comunicación a las empresas afectadas para que retiren los carteles antes de final de año.

El portavoz municipal, Xurxo Charlín, explica que se ha enviado la comunicación a las firmas que realizaron obras públicas antes del 31 de diciembre de 2015. Si éstas no retiran los carteles antes de final de año, lo harán los operarios municipales, y serán enviados al almacén municipal. Posteriormente, añade, les serán ofrecidos a otras empresas licitadoras, puesto que estos carteles pueden llegar a costar hasta 1.000 euros dependiendo de sus dimensiones.

Además, el Ayuntamiento va a tomar medidas para evitar que el abandono de los "cartelones" siga produciéndose en lo sucesivo. Así, cuando la firma termine la obra que se le encargó y acuda al Concello a solicitar la devolución del aval firmado en su día, la administración no le entregará ese dinero hasta que el contratista demuestre que retiró el cartel.

Charlín manifiesta que la presencia de estas estructuras tiene un impacto visual muy negativo, y que en algunos casos acusan el paso del tiempo, lo que da una imagen de abandono. Una situación que, según él, incluso se produce en el conjunto histórico. Por todo ello, cree que ha llegado el momento de erradicar los cartelones "abandonados".

El cuatripartito optará por el reciclaje de las estructuras, que en el caso de los de antiguo Plan E tenían que ser de cuatro metros de ancho por tres de alto, y fabricados en aluminio o acero galvanizado, por lo que su precio rondaba los 1.000 euros. La opción del reciclaje ya la puso en marcha en su día el Concello de O Grove, que reutilizó uno situado en el istmo de A Lanzada, a la entrada de los cuatro carriles de O Bao, para anunciar la Festa do Marisco.