El esfuerzo desinteresado de un buen puñado de asociaciones ha evitado que gran parte de la flota tradicional gallega acabase desapareciendo ante el inevitable paso de la modernización. Sin embargo, este esfuerzo anónimo, en muchas ocasiones, no siempre ha estado acompañado por parte de la Administración, que siempre va unos pasos por detrás en la lucha por mantener vivo el patrimonio flotante, algo que desde Culturmar, la antigua Federación Galega pola Cultura Marítima e Fluvial (FGCMF) siempre han tratado de evitar, impulsando acciones que sirvan para que las instituciones colaboren.
Pese a esos esfuerzos todavía quedan pendientes tres grandes cuestiones en estos momentos que el presidente de la entidad, Manuel García Sendón, considera "básicas para garantizar la transmisión a las siguientes generaciones de lo que ha llegado hasta nosotros". Esas tres grandes cuestiones son la creación de una legislación adecuada que permita reconocer el carácter cultual de las embarcaciones de interés patrimonial; un inventario en el que aparezcan recogidas y que permita la difusión de este patrimonio; y la creación en aquellos puertos con un mayor número de embarcaciones de "Mariñas Tradicionales", que serviría no solo para protegerlas, sino también para darlas a conocer y ser visitadas, además de incluir información sobre las diferentes tipologías que se puedan ver en cada uno.
La primera de estas cuentas pendientes parece estar cerca de solventarse, ya que se espera que, en las próximas semanas se presente una resolución de la Dirección Xeral de Cultura para declarar como bien de interés cultural las técnicas constructivas de las embarcaciones tradicionales. Esta medida, que el sector aguarda con impaciencia desde hace años, abarcaría a las carpinterías de ribeira y, por extensión, a sus propios productos. "Es fundamental para nosotros, porque en estos momentos, tenemos un patrimonio flotante que, realmente, no está reconocido", explica Sendón. La norma permitiría definir exactamente cuales son los requisitos que debe cumplir una embarcación para formar parte de ese patrimonio flotante que costó mucho recuperar.
La segunda de las reivindicaciones tampoco es nueva y consiste en realizar un inventario de todas las embarcaciones tradicionales, con sus respectivas características que permitan identificarlas como tales. Contar con este documento "es básico para planificar las actuaciones que debemos realizar". Es cierto que se han recopilado datos de manera parcial pero consideran que es necesario "poner todo en común para definir cuales son las diferentes tipologías". Sendón recuerda que Culturmar consiguió que Portos de Galicia "nos otorgase una serie de bonificaciones para el atraque de las embarcaciones, pero nos encontramos con el problema, en muchas ocasiones, de qué se considera embarcación tradicional".
Por ultimo, la necesidad de contar con un espacio en el que amarrar las embarcaciones, un espacio reservado para la flota patrimonial en exclusiva que vaya mucho más allá de un simple pantalán, sino que pueda considerarse como "un museo vivo, que incluya información de las diferentes tipologías que allí se pueden encontrar y que permita, además, actividades de uso de las embarcaciones, ya que el patrimonio flotante se conserva siempre a través de su uso para la navegación".
Las tres demandas son históricas en el sector, pero todavía no se han visto cumplidas pese a estar en juego gran parte de la historia marítima de Galicia.
