La normalidad fue la tónica dominante en el arranque del curso, con algunos lloros, eso sí, pero también con la alegría de muchos niños al reencontrarse con sus compañeros y profesores. Porque cada vez son más los pequeños deseosos de volver a las aulas y que, en las últimas semanas de vacaciones, cuentan los días para que comience el colegio y así volver a divertirse aprendiendo junto a sus amigos. Al margen de Vilagarcía, Cambados fue la localidad en la que más alumnos de Primaria e Infantil regresaron al colegio, seguida de Vilanova con más de 800 y O Grove con 752. A continuación se sitúan Meaño (409), Ribadumia que alcanza los 366 niños, A Illa con 354 y Meis que suma 233. En lo que respecta al territorio de O Ullán, en Valga se incorporaron a la actividad educativa medio millar de alumnos, en Catoira lo hicieron 388 y en Pontecesures 221.

Las instalaciones a disposición de escolares y personal docente sufren variaciones con respecto al curso pasado en algunos centros como en el CEIP Julia Becerra Malvar de Ribadumia o el colegio de Rubiáns, en Vilagarcía. El primero recupera el gimnasio para las clases de Educación Física, un recinto que permaneció cerrado durante todo el curso pasado, primero por obras y después por la aparición de humedades que obligaron al Concello a encargar una auditoría técnica para localizar su procedencia. Pese a que las obras debían estar acabadas en noviembre de 2015, este problema obligó a actuar en el perímetro exterior del edificio, posponiéndose así la entrada en servicio del pabellón hasta ayer, cuando se retomaron las clases de gimnasia en esas instalaciones.

Situación inversa es la que se registra en el colegio vilagarciano de Rubiáns, en donde las obras de reforma del pabellón para acabar también con las filtraciones de agua comenzaron recientemente, por lo que el pabellón no está listo, ni mucho menos, para el inicio del nuevo curso 2016/17. El Concello, que cofinancia las obras junto con la Consellería de Educación, calcula que la obra podrá estar rematada para el segundo semestre del curso y, mientras tanto, la dirección y el profesorado de Educación Física se verán obligados a reorganizar las sesiones de esta asignatura, aumentando la carga teórica y confiando en que el buen tiempo permita desarrollar clases al aire libre. Una portavoz de la Jefatura Territorial de Educación en Pontevedra explicó ayer que el centro "tendrá que seguir impartiendo las clases como lo hacía cuando el gimnasio se inundaba, reorganizando la actividad hasta que se acabe la obra". También el concejal vilagarciano de Educación, Argimiro Serén, se refirió a esta circunstancia comentando que, en la actualidad, en la asignatura de Educación Física "se trabaja mucho en el aula, no solo en el pabellón". Durante el primer trimestre de este curso, tiempo que se estima que durará la reforma del gimnasio, "pueden incrementar la carga teórica o, si continúa el buen tiempo, buscar espacios al aire libre" para las clases prácticas. Tienen que adaptar el programa educativo a esta circunstancia". El edil se muestra convencido de que las obras, que han obligado a vallar parte del recinto del colegio para evitar percances con los niños, "no van a afectar en nada a la asignatura".