El adiestramiento organizado por el Ejército de Tierra para preparar la "Campaña Antártica" que se celebrará durante el próximo verano austral ha resultado "altamente positivo", de tal forma que los soldados que durante la semana se entrenaron en aguas de San Vicente de O Grove se marchan "bien preparados" para desarrollar su misión en la isla Decepción, a 13.000 kilómetros de España.

Solo se puso un "pero", y es algo que nadie puede predecir. No fue otro que las excelentes condiciones meteorológicas registradas, con jornadas soleadas y un mar en calma todos los días.

Esto, que puede parecer bueno para el turismo y los bañistas, ha resultado un tanto perjudicial, ya que el Ejército de Tierra esperaba encontrar unas condiciones "algo más duras", para que así fuera mayor la adaptación de los soldados pensando en lo que van a encontrarse en el continente helado.

Así lo confirma Jesús Leal Fernández, teniente coronel de Infantería. "Quizás el buen tiempo nos ha perjudicado un poco, pues para un mejor entrenamiento buscábamos un mar un poco más embravecido, por eso nos vinimos a Galicia en lugar de irnos al Mediterráneo, como ya habíamos hecho en ocasiones anteriores; lo que nos hemos encontrado es un clima maravilloso para otras muchas cosas, pero no así para las prácticas que necesitábamos", explica. Sea como fuere se trató de "un mal menor, porque el resultado de los ejercicios fue fantástico".

También desde el punto de vista de la convivencia, "porque esto que hemos hecho en O Grove sirve para cohesionar al grupo y que todos sus miembros actúen como un equipo verdaderamente unido, casi como una misma persona".

El resumen que hace Jesús Leal es que "al igual que el año pasado todo ha salido muy bien y todos los soldados han alcanzado el nivel que se pretendía, unos lógicamente con más destreza que otros, pero buscando siempre la polivalencia". Y es que "de lo que se trata es de enviar a la misión no solo un buen médico, un magnífico cocinero o un responsable de medio ambiente muy capacitado, sino que queremos enviar hombres que puedan hacer de todo y apoyar a los científicos en cuanto necesiten, y lógicamente también en todo lo relacionado con la seguridad marítima, que es lo que nos ha ocupado en esta fase de formación".

En ella los soldados se han centrado en el manejo de las embarcaciones neumáticas que van a emplear en la Antártida. Se considera algo fundamental, "porque hay gente que puede ser un magnífico operador de comunicaciones, por ejemplo, pero carecer de conocimientos en asuntos de mar".

De este modo lo que buscó el Ejército en O Grove fue "formarlos a todos para que viajen en las mejores condiciones posibles tanto pensando en su seguridad como en la protección de los científicos que van a arropar en la base Gabriel de Castilla".

Tras explicar que el comandante Daniel Vélez Labuena, jefe de la expedición, "se mostró muy satisfecho" por el adiestramiento naval, Jesús Leal sentencia que los militares se van de O Grove tras haber vivido "una experiencia enriquecedora", también durante su estancia en el hotel Cons da Garda, "donde pudimos desplegar la parte teórica de esta formación y nos prestaron una ayuda enorme tanto para organizarnos mejor en el adiestramiento como para reponer fuerzas en los momentos de descanso".