Desde el BDRI advierten de que las crías de delfín "son altamente vulnerables frente a las embarcaciones, ya que no coordinan el nado y en muchos casos pueden ser golpeadas accidentalmente por las mismas".

Esto hace que tanto dicho centro de seguimiento de los cetáceos como la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma) insistan una y otra vez en "la importancia de evitar molestar a estos grupos con recién nacidos", pidiendo a la población "que respete en todo momento la normativa vigente".

Si alguien que navega por la ría tiene la fortuna de ver de cerca a estos grupos de delfines y quieren observarlos o fotografiarlos, "esos barcos deben moverse de forma muy suave, por detrás y con un ángulo de 30 grados, además de permanecer con el motor en punto muerto y mantenerse a una distancia de seguridad de sesenta metros". Asimismo, "durante la navegación es importante no cambiar bruscamente la velocidad ni la dirección".

Hay que tener siempre presente el Real Decreto 1727/2007, de 21 de diciembre, el cual prohibe el contacto físico de embarcaciones o personas con los animales.

Tampoco está permitido "tirarles comida, bebida, basura o cualquier otra sustancia sólida o líquida que los pueda perjudicar". Evidentemente hay que dejar que los delfines se muevan libremente y no se permite separar los grupos ni producir ruido o sonidos fuertes y estridentes para que se acerquen o se alejen.

La legislación vigente puntualiza que "en caso de que generen señales de alarma, molestia o alteración del comportamiento es necesario abandonar la zona sin molestarles", y del mismo modo si se observa un delfín muerto o herido hay que alertar al 112.