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Preparativos previos a la vendimia

Las grandes bodegas aplican los últimos tratamientos a la vid al adelantarse la cosecha

Martín Códax y Condes de Albarei estiman que la recolección empezará a finales de la tercera semana de septiembre, aunque en algunas parcelas se pueda vendimiar ya sobre el 15 - La planta ha soportado bien el estrés hídrico

Sensor que mide la humedad en la viña y las posibilidades de desarrollo del mildiu. // Iñaki Abella

El calor y la sequía de los dos últimos meses ha acelerado ligeramente la maduración de la uva. Tanto es así que si a mediados de julio los técnicos de campo de las grandes bodegas y del Consello Regulador da Denominación de Orixe Rías Baixas preveían que el inicio de la vendimia se demoraría hasta finales de septiembre, ahora se cree que -si las condiciones meteorológicas se mantienen más o menos como hasta ahora- se podrá empezar a finales de la tercera semana del mes. Es más, tanto Miguel Tubío, de Martín Códax, como Alberto Barral, de Condes de Albarei, opinan que hay parcelas muy concretas en las que es posible que ya se vaya sobre el día 15.

Este ligero adelanto sobre las previsiones de comienzo de la cosecha implica que los viticultores tienen que apurar los tratamientos fitosanitarios, pues se establece un plazo de seguridad de 21 días desde que se aplica el último en el viñedo hasta que se recoge la uva. Tanto es así que en Condes de Albarei habilitaron el de ayer como último día para "sulfatar". En Martín Códax, por su parte, el último día para los tratamientos ya fue el jueves pasado. A partir de ahora solo se podrían dar tratamientos contra la botritis (podredumbre) en caso de ser necesario.

La meteorología de los dos últimos meses ha tenido dos caras para el sector vitivinícola, aunque en principio el calor y la sequía han sido más ventajosos que perjudiciales. Así lo señalan al menos los dos técnicos de campo de las dos grandes cooperativas del vino gallegas.

La planta aguantó

Los cosecheros suelen desear veranos en los que llueva algo y con temperaturas moderadas, pues aunque la vid es una planta de secano y, por lo tanto, adaptada durante milenios a la escasez de agua, un riego moderado también le es beneficioso. En las proximidades de la vendimia, ayuda a lavar definitivamente los racimos de los restos de fitosanitarios, y además propicia un aumento de la producción al ganar peso la uva.

Pero este año apenas ha llovido nada en julio y agosto. A pesar de ello, Miguel Tubío y Alberto Barral sostienen que los viñedos en los que ellos trabajan han aguantado bastante bien el estrés hídrico.

El técnico de Condes de Albarei plantea que sí se han podido ver afectadas cepas "de parcelas ya de por sí muy secas, o en las que haya habido un mal manejo de la planta por parte del viticultor", pero que en líneas generales el viñedo "ha aguantado bien". Eso sí, añade Barral, "las plantas jóvenes de menos de cuatro o cinco años sí que han sufrido, puesto que sus raíces están menos desarrolladas".

Miguel Tubío, mientras, apunta que la viña "ha aguantado bastante bien, mejor de lo que se podía esperar", y lo atribuye a las persistentes lluvias de mayo y junio, que propiciaron que hubiese bastante agua de reserva en el suelo. Tanto es así que en su opinión el viñedo soportó mejor el verano este año que en 2015, pese a que entonces había llovido más entre julio y agosto, aunque menos en primavera.

Asimismo, otro aspecto en el que coinciden los dos técnicos de campo es en que el buen tiempo de lo que va de verano ha ayudado a frenar completamente el avance del mildiu. No obstante, la enfermedad hizo bastante daño hasta principios de julio, causando una merma significativa en la producción, que según las estimaciones del Consello Regulador será entre un 10 y un 15 por ciento menor que en 2015.

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