M. GONZÁLEZ | VILAGARCÍA

La noche del sábado fue mágica en Vilagarcía. A última hora ya estaban preparados los diez puestos o "poblados" con sus "meigas", druidas y magos, para comenzar el aquelarre que puso fin de forma oficial a las fiestas de agosto. El área peatonal vilagarciana fue tomada por brujas, brujos, zombies y seres mágicos de toda índole dispuestos a divertirse en un ambiente de gran participación ciudadana.

Familias enteras salieron a la calle hasta altas horas de la madrugada para disfrutar de la "Noite de Meigas". Los vecinos comenzaron a hacer colas en los puestos para recibir alguno de los manjares que se ofrecieron durante toda la noche. Porciones de fabada, paella, mejillones, callos, empanada, tortilla y hasta de bizcocho pudieron degustar los asistentes para acompañar la queimada. Todos estos productos se ofrecieron de forma gratuita, aunque en los puestos se vendían al módico precio de un euro los vasitos de barro en los que se servía el elixir de alcohol, tras el conjuro.

En esta fiesta participaron las agrupaciones O Noso Lar (situada en la Alameda), Fontefría de Guillán (que ocupó la caseta de la calle Juan García), Malveiras de Carril (en la Plaza de Galicia), A Cantarela (en la calle Castor Sánchez esquina avenida da Mariña), Xeada de Cornazo (en la Plaza de España), Zona Aberta (en la esquina de Valentín Viqueira con A Baldosa), Nós de Sobradelo (en Rey Daviña), Os Remolóns (en la calle Castelao, frente a la farmacia Bermejo) asociación O Souto de Rubiáns (también en la calle Castelao) y Cantareiras Bulideiras de Fontecarmoa (en la calle García de Caamaño).

Cada agrupación amenizó su "poblado" con música y algunas también con danza tradicional.

Entre los diez grupos participantes se distribuyeron 600 litros de caña aportados por la Concejalía de Cultura de Vilagarcía, que también entregó azúcar, naranjas y café para elaborar la queimada, a partir de la media noche, así como 3.000 rosquillas que resultaron escasas para el numeroso público.