Las descargas de mejillón en Galicia vuelven a producirse a un ritmo frenético. El último episodio tóxico avanza como se temía, es decir, a una velocidad que hace pensar que pronto podrían estar cerradas todas las bateas, o al menos la inmensa mayoría, de ahí que el objetivo ahora sea sacar la mayor cantidad posible de producto para abastecer a los clientes.

Las prisas son enormes, tanto para productores como para comercializadores y transformadores. Y la calidad del mejillón cultivado en los viveros flotantes de Galicia también es indudable en estos momentos -algunos bateeiros dicen que "inmejorable"-, lo cual ayuda igualmente a acelerar las operaciones en los puertos.

La consecuencia inmediata de todo esto se nota en los muelles, repletos de barcos que descargan molusco casi sin descanso y camiones que van y vienen para transportarlo, tanto directamente a las depuradoras gallegas como para las de Francia e Italia, que ante la amenaza de cierre y el temor a quedar desabastecidas han incrementado notablemente los pedidos.

Eso en cuanto al que se conoce como mercado de fresco. Pero el de industria también está animando las descargas, y de qué manera. Tanto las conserveras como los cocederos tratan de hacerse con el stock que precisan y aceleran la campaña en la medida de sus posibilidades y en función del ritmo de trabajo en bateas y puertos.

Incluso se da el caso de empresas que no tenían previsto iniciar la campaña hasta el mes que viene, pero decidieron adelantarla y empezar ya, por miedo a que el episodio tóxico se prolongue demasiado en el tiempo.

Y es que, como avanzó FARO DE VIGO hace días, la presencia de toxinas del género lipofílico era importante en la plataforma continental, y dado que los vientos del norte que las mantenían a raya dejaron de soplar, ahora los niveles no dejan de crecer en el interior de las rías, de ahí los cierres decretados por el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), y los que están por venir.

Las previsiones más pesimistas realizadas por los propios bateeiros parecen cumplirse, y cabe recordar que algunos pronosticaron que el cierre puede ser generalizado y quizás estropee tanto la campaña de verano como la de industria.

Los hay incluso que se preparan para "un otoño muy duro", ya que si los cierres por biotoxinas impiden sacar el mejillón de las cuerdas, su peso seguirá aumentando y podría desprenderse en cuanto lleguen los temporales.

Hasta que llegue el momento ahora solo queda "trabajar lo más que podamos, hasta que las toxinas nos lo permitan", declaran.