Los datos son aproximados, ya que no hay registro oficial alguno que los acredite, pero según diversos estudios y las valoraciones de los armadores puede decirse que los barcos de pasajeros que operan en el puerto de O Grove durante todo el año, pero sobre todo en verano, reciben anualmente a unos 400.000 usuarios, lo que se traduce en unos ingresos cercanos a los tres millones de euros.

Esto da una idea de la importancia de este sector, convertido sin duda alguna en uno de los grandes reclamos turísticos de O Grove y las Rías Baixas, ya que decenas de miles de personas acuden directamente a la villa desde distintos puntos de España y Portugal expresamente para subirse en estas naves y participar en sus variadas singladuras, tanto diurnas como nocturnas.

Y está bien recordarlo ahora, cuando los populares "catamaranes", que forman parte de la oferta complementaria de gran cantidad de hoteles de O Grove y las Rías Baixas, están en boca de todos a causa del terrible accidente ocurrido durante el fin de semana, cuando un turista portugués perdió la vida tras caer por la borda en una de estas naves.

Un hecho aislado

Se trata, sin duda, de un hecho aislado que no debe empañar la trayectoria de las empresas de pasaje grovenses, ya que con tres décadas de historia a sus espaldas este sector siempre pudo presumir de no haber sufrido percances de consideración.

Es algo a destacar no solo por la gran cantidad de usuarios de estos barcos, sino porque los pasajeros son tanto adultos como niños, personas de avanzada edad e incluso ciudadanos con discapacidades.

Condiciones adversas

Y por si fuera poco las condiciones en las que se produce el embarque y desembarque no son siempre las idóneas, ya que puede haber oleaje o corrientes, y tales operaciones se realizan tanto en el reguardado puerto de O Corgo como en islas como Ons o Sálvora.

A pesar de todas las posibles adversidades meteorológicos u oceanográficas puntuales, los accidentes registrados son inexistentes o prácticamente insignificantes.

La trascendencia económica de este sector turístico es incontestable. Los barcos de pasajeros de O Grove no solo generan empleos directos, los de un centenar de personas que se ocupan de la atención a bordo de los pasajeros o del manejo y mantenimiento de las naves. Su labor también ayuda a generar puestos de trabajo en los hoteles de toda la comarca y en el conjunto de la provincia, así como en los restaurantes que visitan los viajeros cuando están en tierra.

Un fuerte eslabón

Se trata, en consecuencia, de un fuerte eslabón en la cadena del turismo a nivel local y comarcal, y eso es algo que desde O Grove tratan de hacer constar ahora que las últimas noticias giran en torno al ciudadano portugués de 48 años que murió ahogado en la noche del sábado -parece que no sabía nadar bien- tras caer al agua prácticamente en el puerto en el que amarran los catamaranes.