Además de la maleza y arbolado que apenas permiten distinguir la vieja vía del ferrocarril, el trazado está lleno de basura y escombros que gente con muy poca conciencia ambiental no duda en tirar. Restos de obras, sillas de plástico, cartones y un sinfín de residuos hacen de la futura vía verde un verdadero "estercolero", lamenta Pepe Barreiro. El secretario de la comunidad de montes de Rubiáns achaca la suciedad y contaminación al abandono de la zona. "Si estuviera limpio la gente no se atrevería a tirar nada", asevera.

La basura puede ser gasolina para el fuego en caso de que se produzca un incendio y, además, hace que en el entorno proliferen todo tipo de animales, desde ratas a culebras y también zorros, comenta Xurxo Abuín.

El presidente lamenta que la administración y las fuerzas del orden no actúen con más dureza contra las personas que vierten residuos en el monte. Él ya logró identificar a dos y a uno lo persiguió durante kilómetros con el coche, pero las consecuencias para ellos fueron pocas. "Ya no hablo de multas, pero que, al menos, les obliguen a retirar la basura que tiraron".