Los integrantes de las orquestas se preparan a conciencia en invierno para empezar a actuar en primavera y no dejar de hacerlo durante todo el verano. Dentro y fuera de la comarca de O Salnés y el Ullán hay cientos de fiestas, de ahí que algunas formaciones tengan la agenda tan apretada que en los meses de julio y agosto apenas les quedan días libres, desplazándose decenas de miles de kilómetros de un lado a otro de Galicia, como también lejos de sus fronteras.

Es evidente que en esta época del año en prácticamente cada ciudad, villa, parroquia o aldea hay algo que celebrar, y eso, como marca la tradición, es sinónimo de verbena, lo que a su vez conlleva la actuación de orquestas y grupos de mayor o menor caché, dependiendo siempre del presupuesto disponible en cada lugar.

Es aquí cuando entran en juego los cientos de hombres y mujeres que integran esas formaciones musicales y se convierten en los grandes protagonistas del panorama verbenero.

Son jóvenes, y algunos no tanto, que no pueden disfrutar del verano junto a sus parejas o sus hijos porque tienen que trabajar. Puede que no tengan oportunidad de comer en familia, ir a la playa o salir a pasear, ya que a veces terminan la actuación a las cinco o seis de la madrugada y deben viajar y prepararse para actuar solo unas horas después en el otro extremo de Galicia, o incluso en Asturias, Cantabria, León, Burgos u otros puntos de España.

Apenas les quedan momentos y fuerzas para dormir, por lo que deben aprovechar el trayecto en autobús para hacerlo, si es que pueden conciliar el sueño durante el viaje.

En una gira el cansancio y los lamentos no tienen cabida, ya que cada noche es diferente y debe ser prácticamente más intensa que la anterior. Además el verano es muy largo; tanto que las actuaciones se prolongan hasta finales de septiembre, en algunos casos incluso hasta los últimos días de octubre.

"¿Cansados?, no tenemos tiempo para cansarnos porque el espectáculo debe continuar y nuestra obligación y compromiso es mantenernos siempre en plena forma para agradar al público allí donde vayamos", explican los integrantes de la Charleston Big Band, una de las formaciones mejor valoradas y cotizadas de Galicia.

Con "puerto base" en Padrón, esta veterana y a la vez joven banda puede servir de ejemplo para hablar de lo duro que es el mundo de las orquestas y del sacrificio que representa ser músico, cantante y/o bailarín, que de todo hay que hacer sobre el escenario.

Como puede ser un botón de muestra para entender lo duro que resulta ser el conductor del camión o ejercer como técnico de sonido o "pipa", que es como popularmente se conoce a quienes se encargan del montaje de los escenarios, cada año que pasa más grandes y espectaculares. Ellos no suelen salir en las fotos de los periódicos, no aparecen en los carteles anunciadores de las verbenas y no firman autógrafos, pero su papel es igual de trascendental para que cada actuación sea un éxito.

Así las cosas, desde el trompeta al batería, pasando por las voces, los bajos, los saxos, los citados técnicos y cada uno de los integrantes de una orquesta como Charleston, todos acaban formando una gran familia, donde por muchos problemas que puedan surgir es necesario salir adelante con la mejor de las sonrisas y darlo todo cuando se sube al escenario o se está en ruta.

Esta orquesta en concreto es una de las que sufrieron importantes reveses este verano, por ejemplo cuando se produjo el incendio en uno de sus camiones. Pero ni siquiera este tipo de obstáculos pueden detener la gira, en este caso titulada "Pa Ti".

Como Panorama, El Combo Dominicano, París de Noia, Olympus, La Fórmula, Cinema, Armonía, Marbella, Aché, Los Satélites, Capitol, Costa Oeste, La Nueva Phila, Tamarindos, Jerusalén, Gran Parada y tantas otras formaciones musicales, la Charleston Big Band trata de satisfacer al público allí por donde pasa. El éxito del directo se mide a modo de aplausos, pero en ocasiones es tan importante que se traduce en resultados a largo plazo, pues algunas comisiones de fiestas agradecen la actuación comprometiéndose a contratar a la orquesta en cuestión al año siguiente, o apalabrándola ya.

Para lograr buenos resultados económicos cada verano y conseguir que el público baile, se divierta y aplauda en cada verbena, no hay tiempo que perder; ¡y nada se puede dejar a la improvisación!

Llegó el momento

Los montadores se encargan de que todo esté a punto para que cuando lleguen los artistas puedan realizar las pruebas de sonido previas a cada actuación.

Una vez ultimados todos los preparativos, y con el escenario listo para el gran momento, a veces hay tiempo para cenar antes de que comience la verbena o mientras actúa la otra formación invitada, si es que la hay.

En ocasiones no queda más remedio que reponer fuerzas entre pase y pase, y si no es posible habrá que quedarse con hambre hasta finalizar el show.

Sea con el estómago lleno o vacío, llegado el momento los camerinos se convierten en un aunténtico hervidero, y así continúan durante el espectáculo, ya que los integrantes de las orquestas suelen cambiar su vestuario varias veces en transcurso de cada gala.

Además las piernas tienen que estar siempre en forma, ya que sobre el escenario no vale quedarse parado, ¡de ninguna manera! La imagen, los movimientos, cada gesto... todo cuenta.

En cuanto a la música, hay que estar siempre a la última, de ahí la importancia de los ensayos que se realizan en los meses previos a cada gira. Es así como suenan los temas más actuales, los de siempre, los que tienen tirón en verano, los de composición propia o las adaptaciones, que en el caso de la Charleston Big Band tienen su principal referencia en el popular "Merengue Rosalía".

Dependiendo del lugar, el ambiente y las circunstancias hay que tenerlo todo bien preparado para saber qué repertorio emplear o cómo romper el hielo.

En definitiva, que el mundo de las verbenas y las orquestas es siempre complejo. No es fácil despuntar entre tanta oferta y no caben errores si se quiere estar en la "parrilla de salida" del año siguiente.

Lo saben en la Charleston, como también en las formaciones antes citadas y en otras como Ritmo Joven, Abanico, Passarela, Los Players, Costa Dorada, Trebol, Miramar, Tango, Ledicia, Compostela, Royal, Israel y Los Españoles.

Hay muchas más formaciones en Galicia, todas ellas dispuestas a hacerlo lo mejor posible y en mayor o menor medida convertidas en protagonistas de la noche.