Un verano más hay que hablar de enfrentamiento entre trueleiros y bateeiros. Los primeros son los pescadores que usan el truel para capturar camarón desde los parques de cultivo flotantes de mejillón. Y los segundos son los mejilloneros que, como concesionarios o titulares de dichas estructuras, no siempre están de acuerdo en que el emparrillado de sus viveros sea utilizado para otros fines.

Los argumentos de unos y otros son siempre los mismos, y como es habitual la Consellería do Mar trata de mediar, aunque no con demasiado éxito. Después de los últimos enfrentamientos la Administración autonómica convocó a las dos partes para participar en una reunión en la que tomar decisiones y buscar soluciones.

Ese encuentro tuvo lugar ayer y sirvió de poco, sobre todo porque los bateeiros le dieron plantón. Así pues, la Consellería anuncia que hará nuevos intentos, pero en cualquier caso hace un llamamiento al diálogo e incluso asume que ese, el entendimiento entre las partes, se antoja la única salida posible.

Es por ello que la Consellería do Mar, representada por el secretario general Juan Carlos Maneiro Cadillo, pidió a los trueleiros que se ajusten a las normas establecidas para su actividad, es decir, que respeten el plan experimental en vigor, haciendo constar además que solo así tendrán máximas garantías para evitar conflictos entre las partes.

Esto, dicho de otro modo, significa que los mejilloneros que no quieren trueleiros en sus bateas están en su derecho de impedirlo, de ahí que en la Administración se insista en que este sector no puede ver afectada su actividad por la pesca del camarón.

Parece que ante el patrón mayor de A Illa, el representante del colectivo de trueleiros y el presidente de la Federación de Cofradías de Pontevedra Juan Carlos Maneiro insistió mucho en esto de proteger las bateas.

Y parece también que su planteamiento fue asumido por el patrón mayor isleño, que al parecer coincide en que aquellos que incumplan el plan de explotación con truel deben quedarse al margen de esta actividad.

Básicamente el plan del truel establece cuáles son las bateas que permiten el empleo de esta arte y cuáles no, por lo que una y otra vez tanto mejilloneros como Consellería do Mar exigen que se respeten las condiciones establecidas.

Eso sí, la Administración también considera que la pesca de camarón es una actividad también importante en la ría, al igual que la mitilicultura, de ahí que muestre sus deseos de que las dos partes en conflicto puedan sentarse a negociar en una próxima ocasión.

Como se explicaba anteriormente nada de esto es nuevo, y en infinidad de ocasiones anteriores durante los últimos años se habló tanto del conflicto y los enfrentamientos como de la necesidad de buscar diálogo.

Surge nuevamente la polémica después de que, como sucedió otras veces, trueleiros de A Illa denunciaran que están siendo supuestamente acosados por los vigilantes de las bateas, quienes estarían tramitando denuncias presuntamente falsas o sin pruebas.

Hay que tener en cuenta que los trueleiros que incumplan el plan y por ejemplo pesquen desde una batea donde no está permitido pueden enfrentarse a importantes sanciones.

Pero alegan que cuando se les abre expediente solo se indica que los pescadores fueron sorprendidos faenando en un determinado polígono de bateas de mejillón, donde hay tanto plataformas que sí autorizan el uso del truel como otras que no.

Algún trueleiro incluso sugiere que dichas sanciones deberían hacerse acompañar de una fotografía u otras pruebas que dejen claro el incumplimiento de las normas establecidas.