El catedrático cambadés y miembro de la Real Academia Galega, Francisco Fernández Rey, ejerció como pregonero de la LXIV Festa do Albariño y fue, como él mismo dijo, "profeta en su tierra". Reconoció que cuando Víctor Caamaño le propuso dar el pistoletazo de salida a los festejos desde el balcón del Concello "me quedé sin habla, nunca tal pensara. Me vinieron a la mente Cunqueiro, Otero Pedrayo, Filgueira Valverde o Manuel María, ilustres pregoneros, clásicos de la literatura y con una vida de entrega a Galicia". El "reto insólito" que para Francisco Fernández supuso dar lectura al pregón lo superó con nota y entre aplausos emocionados de sus vecinos que también lo emocionaron a él porque "es un inmenso honor" tener un papel central en una fiesta que, en el transcurso de los años, "vi como se convertía en la más importante del municipio y que se desarrolla en calles y paseos que forman parte de mi escenario vital". El catedrático se refirió a su tierra natal como "una de las villas más guapas de Galicia, con monumentos como el Pazo de Fefiñáns, la torre de San Sadurniño o la iglesia de Santa Mariña, tres emblemas" de Cambados que son solo la punta de lanza de la riqueza patrimonial de un municipio del que Francisco Fernández ejerce como "apasionado propagandista".

El miembro de la Real Academia rememoró algunos de sus trabajos sobre la lengua y la cultura marinera de Cambados, sin pasar por alto el legado literario y cultural del "Poeta da raza", Ramón Cabanillas, al que nombró en innumerables ocasiones. También a Álvaro Cunqueiro, preguntándose "porqué no hay una estatua suya en Cambados" que reconozca su papel en defensa y promoción tanto del municipio como de su fiesta con mayúsculas. Eso sí, la primera referencia literaria al albariño no la hicieron ni el cambadés ni el lucense, aparece en "Follas Novas" de la padronesa Rosalía de Castro.

La frase en la que Cunqueiro se refería al albariño como "el príncipe dorado de los vinos" sonó ayer desde el balcón consistorial en boca de Fernández Rey, que recordó que cuando la fiesta daba sus primeros pasos, en la década de los cincuenta, "el albariño era muy escaso, apenas 800 hectáreas". Hoy en día, se superan las "4.000 hectáreas de viña albariña" y "nadie niega que se trata de uno de los mejores blancos del mundo". El catedrático pregonó su "orgullo" porque "la mayor parte de las plantaciones de la Denominación de Origen estén en O Salnés y el mascarón de proa de la riqueza que genera el albariño sean dos cooperativas de Cambados". Con un "¡Viva la fiesta del albariño!", Francisco Fernández dio por inauguradas las celebraciones. "Bebed con sentidiño", recomendó y, a los visitantes, "volved cuando pasen estos días para gozar de la tranquilidad y de la riqueza paisajística y monumental de Cambados".