Esperanza Salnés ya no cuenta con recibir ni un solo euro de la Diputación este año y advierte de que si la Xunta de Galicia no les echa una mano podrían verse obligados a cerrar el servicio a principios de 2017. El gerente de la asociación de apoyo a niños discapacitados, Augusto Chaves, sostiene que el ente provincial no le ha confirmado aún por escrito que no renovarán el convenio de colaboración que firmaron en ejercicios anteriores, pero que varias personas ya le han dejado muy claro extraoficialmente que tendrá que llamar a otra puerta. "No vamos a tener el convenio con la Diputación que tuvimos los últimos años, lo han suprimido. Han dicho que para 2017 estudiarán un convenio especial para las asociaciones con una dependencia económica de la Diputación tan fuerte, como es la nuestra, pero hasta entonces no recibiremos nada", declaró ayer Chaves.

Esperanza Salnés es una asociación de ámbito comarcal, que atiende actualmente a 20 niños discapacitados. Estos sufren patologías muy heterogéneas, como retrasos madurativos o cognitivos no profundos, o trastornos de la atención y la hiperactividad. Estos niños van a colegios convencionales, pero posteriormente reciben tratamientos especializados en Esperanza Salnés, que tiene su sede en un pequeño edificio cedido por el Ayuntamiento de Cambados. Las sesiones son individuales, y tienen una duración de 45 minutos cada una. A cambio, las familias pagan 150 euros al mes por niño. "Si tuviesen que costear estos mismos tratamientos en un centro privado necesitarían unos 900 euros al mes".

Pero esos 150 euros mensuales que aporta cada familia por niño son insuficientes para mantener un servicio que prestan cinco profesionales: el gerente, una logopeda, una pedagoga, una psicóloga y una fisioterapeuta. El colectivo puede obtener esporádicamente ingresos de donantes particulares o de la celebración de actividades solidarias, pero el grueso de su financiación procede de las administraciones públicas. Y desde hace unos años la más generosa era la Diputación, que contribuía con unos 20.000 euros anuales, lo que supone casi un cuarto del total del presupuesto que maneja el colectivo. Pero ese grifo se cerró de repente.

Augusto Chaves plantea que "desde mi punto de vista es una medida desafortunada, porque la Diputación tiene que servir de nexo entre los ayuntamientos y los entes supramunicipales". Esperanza Salnés lo es, puesto que tiene niños de varios concellos de la comarca, aunque los que tienen más son Sanxenxo, en primer lugar, y Cambados.

Las promesas incumplidas

La Diputación había dicho en un primer momento que suprimiría las ayudas directas a los colectivos, pero que aumentaría las transferencias a los concellos, para que estos, a su vez, redistribuyesen después el dinero. Pero esto no pasó con Esperanza Salnés, que este año prevé recibir del Ayuntamiento 10.000 euros, la misma cantidad que les dieron hace un año, cuando la Diputación ya les había aportado sus 20.000 de una asignación directa aprobada por el entonces presidente, Rafael Louzán.

Asimismo, el ente provincial sacó unas ayudas reguladas mediante bases, pero Esperanza Salnés no se presentó "porque como mucho nos darían 5.000 euros, y si la pedíamos después quizás no nos dejarían solicitar el convenio, que es lo que nos resuelve el problema".

Así las cosas, el gerente del colectivo apunta que sí disponen de dinero para empezar el curso, en septiembre, y que no tendrán problemas hasta final de año. Pero que "las cosas se pondrán muy feas" si en los próximos meses no se concreta una nueva alternativa de financiación. "El año pasado Vicepresidencia de la Xunta nos concedió 15.000 euros gracias a las gestiones que hizo Luis Aragunde. Volveremos a llamar a esa puerta, porque si no no podremos seguir ayudando a los niños y a sus familias".