"Debullar" maíz era la labor de desgranado de espigas que hace décadas se hacía a mano, hasta que a finales de los años 70 del pasado siglo fueron llegando las primeras máquinas -primero movidas a mano, luego eléctricas- que realizaban esta labor. El "Encontro do Viño de Autor de Meaño" lleva cuatro años realizando un campeonato de "debullar millo á man", mitad competición, mitad muestra casi etnográfica para las nuevas generaciones, de una tarea que ya no se ve en los hogares del rural gallego, de donde hasta el maíz va desapareciendo en las últimas décadas, dejando de paso huérfanos los hórreos de cada era. En esta cuarta edición del campeonato el joven de Dena Luis Miguel Castro, de 29 años de edad se proclamó vencedor.

-¿Había participado en otras ediciones de este campeonato?

- No, es la primera vez y, curiosamente, subí al escenario porque les hacía falta un concursante para completar la tanda eliminatoria, y ser tres participantes en las tandas. El campeón de cada una pasaba a la final.

- O sea que subió sin haber entrenado.

-¡Y tanto! De hecho no debullaba una espiga desde los 14 años.

- ¿Cuántas espigas tenían que "debullar"?

- Diez en la tanda eliminatoria, y quince en la final? Eran de buen tamaño, no se podían romper y había que dejar el carozo limpio, sin un grano.

- ¿Calcula cuánto tiempo empleó?

- No sabría precisarlo porque estaba concentrado, pero desde luego que fue muy rápido.

- ¿Fue muy reñida la final?

- Mucho, de hecho había un concursante de Cambados que estaba compitiendo muy bien, creo que nos llevaba ventaja a los otros dos, pero tuvo un problema en una mano al reventarle una ampolla y eso le mermó.

- ¿Recuerda quien le enseño a "debullar" el maíz?

- Fue mi abuela Divina. Siempre digo que ella me enseñó a debullar maíz, a enrestar cebollas y a pelar patatas (sonríe), y de hecho mi madre me lo recuerda de cuando en vez.

- ¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando recuerda esa labor de su infancia?

- Las tardes al llegar del colegio, cuando me ponía con mi abuela en un alpendre justo detrás de la casa a debullar espigas. Yo tendría de aquella seis o siete años, y aquella tarea empezó como un juego de niños. En ocasiones nos sentábamos toda la familia alrededor de las espigas de maíz y ello invitaba mucho a conversar a la par que ibas desgranando espigas, era tranquilo.

- ¿Todavía mantiene algo de tradición en casa?

- ¡Qué va! Después vinieron las máquinas de debullar y luego, hace años, ya dejamos de cultivar maíz, como en tantas casas. Aún tenemos el hórreo en casa, pero está vacío.

- ¿A que se destinaban el maíz?

- Mi abuela lo empleaba para dar de comer a las gallinas? Entre gallinas y gallos debía tener unas treinta. Antes en cada casa del rural había un gallinero, hoy hasta eso poco a poco está desapareciendo.

- ¿Y existe algún secreto técnico para un buen "debullador" de espigas?

- Cada uno tiene su maña. Yo antes debullaba con una mano, haciendo el trabajo con la parte del pulgar, o bien apoyándome en un carozo? Dominaba los dos recursos, pero esta vez en el campeonato del Encontro me lancé y lo hice con las dos manos a un tiempo? ¡y funcionó.Desdee luego, no estaba preparado y salió así?