La mesa ya está servida para todo el verano en A Illa. La Festa da Navalla, inaugurada ayer, ha servido para alzar el telón de un banquete estival que servirá platos de manera ininterrumpida cada fin de semana. Todo un menú degustación de las excelencias propias de la ría incluso a priueba de los paladares más exigentes.

El paseo de O Cantiño se ha convertido en el comedor en el que todo el mundo tiene cabida. Solo la primera jornada de la exaltación del bivalvo ha servido para comprobar el excelente reclamo turístico que suponen los productos del mar. Alrededor de 600 raciones fueron servidas únicamente a lo largo del mediodía de ayer, lo que supone alrededor de 300 kilos.

El Club Baloncesto Dorna, que asume este la organización rotatoria del evento, dispone además de cerca de noventa personas para completar un impecable servicio del que dieron cuenta ayer cerca de 2.000 personas. Alfredo Padín, presidente de la entidad, apuntó que "el primer día superó nuestras previsiones de gente. Lo más importante es que todos se van encantados con la comida y con el servicio. Ojalá todos los días fueras así".

Desde las doce y media del mediodía, hora a la que se abrió la venta de tickets, hasta las 16.30 horas, se fueron vendiendo de manera ininterrumpida raciones de todo tipo de exquisiteces. A ello contribuyó también la accesibilidad de los precios que varían entre los 3 euros que cuestan los pimientos de Padrón hasta los 9 euros de la ración estrella de navajas. Otras elaboraciones como paella, fideuá, mejillón o empanada también entran en la carta mientras que las filloas y los helados suponen la oferta de postres. Todo ello regado con opciones a gusto del consumidor.

A las ocho y media de la tarde, coincidiendo con la vuelta de las playas, las mesas de O Cantiño volvieron a llenarse de comensales llegados desde muy diversas procedencias. "Sabemos que hay gente de Madrid y Valladolid que planifica sus vacaciones en función de la Festa da Navalla", apuntaba el presidente de la entidad.

Incluso los jugadores del club se prestan a que la organización brille con luz propia. Ellos son los encargados de recoger y adecentar las mesas después de cada servicio para que todo se encuentre en perfecto estado de revista.

La fiesta continuará hasta mañana, aprovechando lo festivo del día con el fin de ver recompensado tanto esfuerzo por el bien de la economía de un club de baloncesto con cerca de 150 niños de A Illa.