El Ayuntamiento de Vilagarcía se sumará un año más al programa "Vacaciones en Paz", que promueve la Asociación Solidariedade Galega co Pobo Saharaui y que tiene como objetivo facilitar que los menores, que viven en los campamentos de refugiados del Sáhara, puedan pasar un verano lejos de las altísimas temperaturas del desierto y sean sometidos a revisiones médicas. El alcalde, Alberto Varela firmó el convenio en virtud del cual el Ayuntamiento contribuye con un total de 3.000 euros al programa que este año trajo siete niños saharauis -6 niñas y un niño- a la ciudad.

Un proyecto difícil de costear

Vacaciones en Paz lleva funcionando desde hace ya un cuarto de siglo y cada verano, más de 300 niños se desplazan a tierras gallegas pero este año, la iniciativa se encontró con problemas económicos que retrasaron la llegada de los pequeños. La asociación Sogaps se vio obligada a iniciar una campaña de recogida de fondos y ayudar así a los saharauis y a sus familias gallegas. Para conseguir el dinero de los billetes, precio que ronda los 900 euros por persona, la asociación vendió rifas y promovió excursiones por las playas de Galicia.

Sus segundas familias, o familias de acogida, como prefieren llamarse, no podían disimular su nerviosismo al ver que la primera quincena de julio pasaba y todavía no recibían noticias de la llegada. Finalmente, gracias a la solidaridad de la gente, 325 niños han podido llegar a sus destinos durante el fin de semana. Se trata de una cifra similar a la de los últimos años pero hay otras tantas familias acogedoras. En este caso, no existe problema alguno para encontrar hogares a los escolares saharauis, que pasan el resto del año en precarias viviendas situadas en los campos de refugiados diseminados por Marruecos o Argelia que registran unas temperaturas superiores a los 50ºC durante los meses de julio y agosto. Además, los niños aprovechan para conocer la cultura occidental, perfeccionar el castellano y gallego que estudian en sus programas escolares y se les facilita la alimentación y productos de higiene, que resultan deficitarios en los campamentos. Así, cada año, cuando se despiden, las familias de acogida meten en sus maletas pasta de dientes, jabón, compresas y también alimentos que soportan el viaje como atún, aceite o miel para que puedan compartirlo con sus familias biológicas.

En O Salnés, varios ayuntamientos colaboran con el plan. Vilagarcía volvió a pagar 3.000 euros para traslados, como otros años y Vilanova, no pone dinero pero sí apoyo logístico para realizar algunas actividades con los pequeños saharauis durante el período estival.